Entre 1932 y 1972 se llevó a cabo el experimento Tuskegee en una ciudad estadounidense, con 600 aparceros afroamericanos analfabetos, para investigar el curso natural de la sífilis no tratada. Las víctimas recibieron placebo en vez de tratamiento contra la enfermedad. Su ideólogo fue el doctor Taliaferro Clark.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se llevaron a cabo experimentos con prisioneros judíos en los campos de concentración nazis. Las víctimas terminaban muertas, desfiguradas o con discapacidad permanente. Fue tristemente célebre el médico Josef Mengele, apodado el Ángel de la Muerte, por dirigir estos experimentos en Auschwitz. Fueron juzgados 23 galenos por los famosos tribunales de Nuremberg.
Entre 1946 y 1948, médicos estadounidenses hicieron experimentos en 1.500 personas de condición humilde, de Guatemala, a las que infectaron adrede mediante inoculación directa con sífilis, gonorrea y chancroide, sin el consentimiento de las víctimas; con la finalidad de ver la evolución natural de la enfermedad y comprobar la efectividad de algún medicamento. El responsable de esta barbarie fue el penosamente recordado Dr. John Cutler.
Estos son solo tres ejemplos que avergüenzan al gremio de los profesionales médicos y a la humanidad entera, por las atrocidades cometidas.(O)
Gustavo Antonio Gerardo Vela Ycaza, médico, Quito