En abril convaleció el precio del petróleo. Petroecuador revela el precio facturado solo para un día por mes. El más reciente es marzo 30 para el crudo Oriente y marzo 31 para el Napo. La sorpresa es que el Oriente se vendió a más que el WTI. Si esto se mantuvo en abril, habríamos vendido petróleo a USD50 en promedio mensual.

Es una recuperación considerable frente a los bajísimos precios entre diciembre y marzo. En febrero, último dato disponible, nuestro petróleo promedió USD41 por barril, casi USD10 menos que el crudo marcador WTI.

La gran parte de nuestro crudo lo extraen empresas petroleras bajo distintas modalidades de contratos de servicios; cada contrato estipula un valor fijo a pagar por barril producido, y los valores oscilan alrededor de USD35. El beneficio para el fisco de vender a USD50 y no a USD40 es enorme.

La política oficial es que el petróleo caro volverá en 2016, que 2015 es un bache que se tapa con mayor endeudamiento.

Es posible, pero improbable. Las autoridades deben hacerse a la idea de que lo probable es que el crudo no siga subiendo sino que volverá a bajar.

El motivo de la reciente recuperación del precio es que con la baja del precio del crudo de julio a marzo, deja de ser rentable gran parte de la producción de petróleo de esquistos, el sector más dinámico de la industria petrolera. Esta producción se estancó y puede declinar.

A medida que sube el precio, la producción de esquistos recuperará rentabilidad y se reactivará rápidamente. Cuando comience a bajar el precio, se desplomará por unos meses, porque hay inversionistas que compran crudo y lo tienen en almacenamiento flotante, para venderlo cuando suba el precio, pero si perciben que va a bajar, lo venden inmediatamente, inundando el mercado. Esto se llama contango.

A los pocos meses, volvería a recuperarse el precio y se repite el ciclo. Lo probable es que durante el resto del tercer periodo de Rafael Correa, nuestro crudo oscile entre USD30 y USD50.

Bajo el escenario que hemos trazado, no se trata de un bache, y por lo tanto no podemos seguir aumentando la deuda. Para 2016 hay que reducir drásticamente el déficit, por la combinación de aumentar ingresos y reducir gastos.

El Gobierno es renuente a la reducción del gasto. Tampoco le gusta mirar lo que hacen otros países, excepto los de la ALBA. Pero Maduro no es el mejor ejemplo. México, cuyas finanzas públicas dependen del petróleo tanto como Ecuador, plantea un presupuesto base cero. Buena idea.

Ordinariamente, en un nuevo presupuesto se incluyen todas las partidas del año anterior, ajustadas a la inflación más las aspiraciones burocráticas de nuevo gasto: por ejemplo, USD343 millones para nuevos edificios para la administración pública en la capital.

Ahora hay que partir con una hoja en blanco, cuestionar cada gasto con el objeto de eliminarlo o reducirlo. Una dieta para eliminar la grasa. El objetivo es gastar mucho menos pero con el mínimo de afectación al gasto que aporta al bienestar de los ecuatorianos y al movimiento de la economía.(O)