El primero de mayo se acerca y distintos grupos se preparan para salir a las calles a expresar sus inquietudes y su deseo de mejores condiciones de trabajo y de vida. Este año, la conmemoración del Día del Trabajo se dará en una circunstancia especial, cuando se acaba de aprobar la Ley Orgánica para la Justicia Laboral, que quienes son afines al Gobierno consideran positiva, otros la critican porque creen que es negativa y ese 58,6% que integra el grupo de los informales sabe que poco o nada tiene que ver con sus vidas.

Esa realidad, que en el lenguaje utilizado por el Instituto de Estadística y Censos (INEC) se considera empleo inadecuado, es uno de los más graves problemas del país, pues en el mundo de la informalidad pesan muy poco las leyes y la mayoría de quienes se mueven en él están totalmente desprotegidos, viviendo día a día con el poco dinero que ganan en los más diversos oficios, aunque la mayoría trabaja en la agricultura que, paradójicamente, es la que produce los alimentos para los ecuatorianos y para la exportación.

El primero de mayo debe ser un día para la unidad de los trabajadores, para que juntos hagan sus planteamientos, reflexionen sobre sus deberes y derechos y busquen su bienestar. Es una lástima que los intereses políticos, a veces ajenos a la clase trabajadora, los divida.(O)