El gigante partió. “Que nadie me dé la mano, denme un abrazo, tengo para todos y todos tendrán el suyo”, era Galeano así; Galeano, de galeón, que parte de cualquier sitio con un cargamento de verdad y denuncia. Ahora es la inspiración de llegar a la montaña y sobre la cima no desear nada más que la felicidad... Decía: “Hay qué que amar, el resto vendrá por añadidura”. Galeano murió, pero la vida lo recibe para hacer con él la esperanza de un mundo mejor. Galeano, no temas, aquí seguimos cantando tus maravillas.(O)

Duglas Rangel Donoso, Guayaquil