Vivimos en una sociedad que le resulta muy fácil exigir derechos sin querer cumplir obligaciones. Es algo impactante darnos cuenta la gran cantidad de faltas que incurrimos en el día a día, pero si las cometemos nosotros no hay problema, si la hace otra persona, pues eso estaría muy mal; padecemos todos entonces de “memoria selectiva”, ¿solo recordamos las leyes cuando nos conviene?

Por poner un ejemplo, todos nos quejamos del tránsito, pero por qué no hacemos nada por mejorarlo. Cuando se forma un embotellamiento al cruzarse un bus de transportación pública en una intersección, luego el vehículo particular que viene atrás lo sigue, y el que está en la avenida paralela hace lo mismo, tratar de avanzar, porque en este momento este tiene la preferencial. En todo este enredo se necesita un vigilante de tránsito para solucionar el inconveniente, porque hay quienes pierden la cordura y son capaces de agredirse, ¿no sería más fácil que cada conductor esperara que se descongestione la vía y regirse por la acción de los semáforos?, esto sucede en países como España, Italia, Francia, pues no porque las personas respetan las normas viales incluso muchos de estos países no necesitan de agentes de tránsito en cada intersección, ya que con el sistema de cámaras integrado en las distintas ciudades, si cometen una infracción en la vía, se parquean mal, se pasan un semáforo, exceden la velocidad permitida, etcétera, la multa llega a su hogar en el correo postal.

Podemos escuchar todos los días que los ciudadanos se quejan de los radares y las multas que estos generan, ¿no sería más simple que tomáramos conciencia y empecemos a tener una cultura vial y tomar en cuenta que no podemos transitar a exceso de velocidad porque ponemos en riesgo nuestra vida, la de nuestra familia y la de los demás?; y si no queremos ser captados por los fotorradares simplemente debemos seguir las leyes y cumplir con los rangos de velocidad permitidos en cada zona.

Este problema es irrespeto a las leyes cuando son transgredidas y caemos en un problema cultural en el que se ve inmiscuida toda la sociedad y aquí cabe hacer una acotación, esto es lo que estamos enseñando a nuestros jóvenes, esta es la sociedad que estamos construyendo inmersa en el desinterés por las leyes; queremos que solo se respeten nuestros derechos y no respetamos el de los demás. Es necesario enriquecer la cultura vial en nuestro país sobre el tema, todos somos actores, tanto peatones como conductores y debemos caminar en miras de mejorar todas estas falencias. Es un tema para analizar. (O)

Modesto Amancio Falcones Chang,
Durán