Ayer, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se inauguró una escultura de mármol en forma triangular que rinde homenaje a los quince millones de esclavos que hace cuatro siglos cruzaron el Atlántico y perdieron su libertad.

Es una escultura de mármol triangular que recuerda la ruta de Europa a África y de allí a América. Incluye un mapa de los tres continentes, dos planos de la bodega de un barco que recuerda cómo eran apiñados los esclavos en la travesía y una figura andrógina recostada, trabajada en granito negro. Su nombre es Arca del Retorno y quedará permanentemente en la ONU.

El secretario general de la Organización, en su discurso, se refirió a la esclavitud como una tragedia colectiva y destacó: “El monumento nos anima a considerar el legado histórico de la esclavitud y, sobre todo, a asegurarnos de que nunca olvidaremos”. La escultura servirá también para reconocer que en el mundo de hoy aún existen esclavos, pues lo son todos los que carecen de libertad por estar bajo el dominio de otro. La libertad es uno de los atributos de la especie humana, que todos tenemos la obligación de defender para poder decir con orgullo que en nuestros países no existe la esclavitud. (O)