El logopeda plebeyo australiano Lionel Logue conmina a Jorge VI, rey de Inglaterra, a superar la limitación que le impide comunicarse fluidamente con su pueblo. Luego de arduas sesiones de ayuda, logra que el monarca leyera de corrido el discurso donde anunciaba el inicio de la guerra con la Alemania hitleriana, hecho histórico representado en la película El discurso del rey.

Revisando el caso Delgado- Bonil, que aún levanta polvareda con posturas de discriminación y racismo, por un lado, y de censura a la libertad de expresión, por otro, motivado por un criticado discurso que provocó una caricatura y lecturas cruzadas, queda de manifiesto lo sensible de las relaciones interculturales, cuando ciertas posturas defendidas como “verdades” absolutas, involucran factores étnicos, políticos partidistas, religiosos, entre otros.

La abogada Alodia Borja afirma que detrás de la polémica caricatura existió discriminación a la condición social y étnica del asambleísta Delgado. El exalcalde de Esmeraldas Ernesto Estupiñán y Lenin Hurtado, defensor de Bonil, consideran que la caricatura refleja la falta de preparación del asambleísta y no la intención de denostar a una etnia. Otros culpan a Delgado por aceptar un cargo para el cual, según ellos, no estaba preparado, lo que puede resultar relativo, si vemos que algunos políticos, independientemente de etnia o partido, aun siendo profesionales de buen discurso, no han estado a la altura de sus cargos, hay casos en que el pueblo no olvida. Además se afirma que el Tin anónimamente ha hecho más cosas para su región, que lo realizado por algunos políticos de la zona.

Si el asambleísta Delgado tuviera efectivamente falta de preparación para ejercer el cargo, él no sería el culpable, sino quienes colgándose de su fama como futbolista, lo vieron como carta electoral segura. Por otra parte, la interpretación racista que el inconsciente colectivo pueda hacer de la caricatura, no es culpa de Bonil, sino del colonialismo mental que aún estigmatiza a los afroecuatorianos.

Se manifiesta que este caso podría dejar a las futuras generaciones afro sin sus referentes, lo que considero exagerado. Es indiscutible el legado deportivo de Agustín Delgado; en cuanto lo político, aún está por verse. “Estudien mucho para que sean como Jaime Hurtado” escuché siempre en casa, referente político que dejó la valla bien alta, que las nuevas generaciones afroecuatorianas están llamadas a superar.

Estoy con Bonil a pesar de la sanción de la Supercom, porque creo que la caricatura política que denuncia alguna falencia no debe ser silenciada, sino dejarla transitar por esa línea que une la libertad de expresión con el respeto a los derechos individuales y la dignidad de los pueblos, el problema es que esta depende de interpretaciones cargadas de subjetividad política.

También estoy con el Tin, porque creo que príncipes y plebeyos pueden superar sus limitaciones, como lo hizo Jorge VI, como se levantó Malcolm X, quien después de tocar fondo se preparó en la prisión donde cumplía condena, convirtiéndose en un prominente orador y líder afroamericano. Desconozco la preparación política o limitaciones del asambleísta Delgado, solo sé que grité sus goles, y que con dedicación puede lograr que algún día una Asamblea entera aplauda de pie sus discursos.(O)