El papa Francisco, al afirmar que la fecundidad de una pareja humana no ha de ser “como la de los conejos”, renueva la cuestión acerca de la unión sexual y en particular de paternidad-maternidad responsable. Paulo VI señaló en Vida humana, después de consultar, especialmente a científicos, principios doctrinales referentes al bien de los esposos y el servicio a la sociedad:

1) Inmutable principio doctrinal ilumina mutables realidades concretas descubiertas por la ciencia. El principio doctrinal: La unión sexual humana no es un acto meramente biológico, casi como la unión de dos perritos; es un lenguaje de amor, es decir, un darse y recibirse, que perfecciona al varón y a la mujer y sirve a la sociedad, principalmente (no exclusivamente) en hijos.

2) Servicio a la sociedad en su contexto: La novela de Manzoni Los novios describe una sociedad humana regional diezmada por la peste en torno a 1583. Había que salvaguardar el bien de la sociedad con numerosos hijos. Antes, la ciencia médica poco podía prevenir y curar enfermedades, de diez hijos sobrevivían tres; gracias al progreso científico sobreviven ocho. En una cultura agrícola, los niños sin mayor preparación daban su aporte a la comunidad. En medio de estas realidades, la sociedad esperaba del matrimonio numerosos hijos, también, como garantía de supervivencia.

La cultura científico-técnica exige años de preparación, para que los hijos puedan dar su aporte a la comunidad; mientras tanto, junto a ser portadores de alegría, los niños y jóvenes ponen un peso económico en la familia y en la sociedad.

La cultura científico-técnica cambia la exigencia cuantitativa y cualitativa de fecundidad conyugal.

3) Los esposos han de acordar tener un nuevo hijo (a) responsablemente, de acuerdo con el contexto social y familiar de salud, economía, capacidad de educar.

La ciencia da un nuevo elemento para una decisión racional y responsable: el conocimiento de los periodos de fecundidad y las perspectivas de salud de la madre y del hijo.

4) Objetivo de padres y de educadores es educar a personas que normalmente den un aporte en la sociedad de la que son miembros. Educar en el esfuerzo y responsabilidad, especialmente en lo relativo al sexo, es más difícil en el recrudecido ambiente hedonista y comercial. Lo exige un progreso sostenido e integral. En algunos establecimientos, reduciendo la unión sexual a lo biológico, se pierde la fuerza educadora a la apertura, al servicio, que tiene el lenguaje del sexo humano; lenguaje primigenio del amor humano. En algunos establecimientos incluso se ponen a disposición condones. (Cuidan la mera animalidad, no la responsabilidad). Sin formación al amor, los ciudadanos se encierran en sus intereses, ajenos a creatividad y a justicia. Multiplicados ciudadanos de derechos sin las correspondientes obligaciones, se multiplican los policías.

El método de una paternidad responsable requiere reflexión ulterior. La limito a lo siguiente: la ciencia dice que un óvulo fecundado tiene un ADN diverso del padre y de la madre; que es un yo diverso; no es tumor. Abortar es impedir esa vida, matar al indefenso. (O)