Verdades a medias, excusarse insultando y acusando a adversarios, utilizando las necesidades de los pobres son formas de cobardía y de mentira contemporáneas de la humanidad. Todas juntas están en el relato figurado del Génesis: Si comen del árbol prohibido, dice la serpiente a la mujer, “serán como dioses” (3, 5).

La persona humana bebe la verdad y no queda satisfecha, como que intuye que su fuente tiene la hondura e inmensidad del Creador. Cada generación entrega a la siguiente la satisfacción de su sed, lograda en la comprensión de la revelación y en los descubrimientos de las ciencias. En la medida en que es consciente de que “su” verdad es parte de “la” verdad, se mantiene abierta a la complementación.

Ninguna persona acepta que se le mienta ni que se le insulte (la mentira es el peor insulto). Como la serpiente a Eva, se ofende a la persona con falsas e interesadas informaciones y promesas.

Los medios de comunicación, si son utilizados con libertad y responsabilidad, permiten comunicarnos en tiempo real de un lugar a otro del universo. En los países en los que los gobernantes oprimen la libertad de comunicación con diversas artimañas, los ciudadanos conocen solo lo que concuerda con el libreto impuesto.

Torturas, encarcelamiento sin previo juicio durante meses, etcétera, a jóvenes estudiantes y a adversarios políticos son recursos usados en diversas latitudes por esos gobernantes que no comprenden la dignidad de la persona humana; gobernantes que valoran su libreto y no la libertad ciudadana.

En este país del libreto hay otras torturas: la tortura de madrugar y de hacer cola durante horas para comprar pan, azúcar, harina y sobrevivir un día. Tienen que volver a la cola al día siguiente, porque se les marca como al ganado, para evitar que vuelvan a la cola el mismo día. ¿Causa? Insuficiente producción. Vieron estas colas con sus ojos expresidentes de Chile, México y Colombia.

He preguntado a amigos, testigos inmediatos, por qué numerosos bravos venezolanos apoyan con su voto a tales gobernantes. Dan varias explicaciones. Los medios que comunican en repetidas cadenas solo la media verdad y la acusación de la dolorosa realidad al “imperio” son la explicación independiente de visiones partidistas.

Unos medios de comunicación han sido expulsados, otros han sido comprados directa o indirectamente, otros pertenecen al régimen.

Se callan errores nacionales e internacionales de los del libreto; no se dilucidan crímenes reales o pasionalmente endilgados a los mismos. Todo país, más allá de su soberanía interna, es miembro de la sociedad de naciones, en la que poco cuentan verdades a medias. En mi opinión es calumniosa la acusación de un militar colaborador de Chávez, recogida en el diario español ABC confirmada hasta el momento por una agencia fiscal de Nueva York. Según esta acusación, el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, sería jefe de una banda de narcotraficantes. No basta pasar de perseguidor a perseguido. La dignidad de Venezuela –esta vez ciertamente en juego– exige que personas imparciales destruyan las raíces de lo que me parece calumnia. (O)