–Hola, tanto tiempo sin vernos…

– Bueno, yo sí te veo y mucho, pero claro charlar nada. Es comprensible porque deben ser muy pocas las conversaciones que tienes. Peor en este año duro y que empieza tan mal…

– ¿Por qué dices?

– Por la masacre en Francia: Charlie Hebdo, los niños de Pakistán, la niña nigeriana sacrificada con la bomba y tantas víctimas…

– Sí, es de locos. Siempre lo he dicho, los fundamentalismos son monstruosos. Seguro que tú eres de las que dicen que lo de Charlie es un atentado a la libertad de expresión… No peleemos, mira que el papa está de acuerdo conmigo y dice que hay que limitar ese derecho; ¡lo dijo dos días después de mi declaración!

– Sí, lo dijo, me impresionó el cambio de lo de la otra mejilla con la mala broma de contestar un insulto a su madre con una trompada, pero en esa declaración también te adelantaste varias veces, ¿no?

– Ja, ja, sí, tenemos mucho en común. No critiques sus bromas porque es su forma de ser, además es el papa.

– Menos que sus bromas me gusta que luego salgan sus ministros a corregir las críticas, lo mismo pasó con la de los conejos.

– ¿Cuál?

– Esa de que para ser buen católico no hay que reproducirse (él dijo comportarse) como conejos y...

– Aah es que todo malinterpretan, ¡la prensa es corrupta en todas partes! Además es cierto, todos deben ser más responsables y no tener tantos hijos.

– Bueno, la corrección fue en el sentido de que ama a las familias grandes… Pero no me interesa discutir eso contigo, más me importaría retomar el tema de la mortalidad materna y las formas en que...

– Es un problema de mala estadística que ya estamos corrigiendo.

– Si corrigen apropiadamente la estadística va a aumentar el indicador. Hay que actuar, te mandé un tuit con la información del Ministerio de Salud Pública de Uruguay, de cómo disminuyeron abortos, pero sobre todo cómo no hubo una sola muerte materna más desde la despenalización a fines del 2012. No contestaste, pero sí me bloqueaste. Pensé que podrías ver evidencia científica y así disminuir la mortalidad materna en Ecuador, que es brutalmente alta e inclinada hacia las más pobres.

Ya sé, no tienes tiempo. Leer documentos con datos como los que tiene Uruguay a dos años de la despenalización a pesar de ser cortos, concretos e indiscutibles en cuanto a mejorar la salud de las mujeres de su país es poco frente a tus creencias personales. ¿Sabías que en Perú disminuyeron muertes y mutilaciones en estos seis meses por reglamentar el procedimiento médico de la interrupción del embarazo? Valientes ministras y Humala, católicos ellos también, que se jugaron votos por vidas de mujeres.

Las leyes no logran con la prohibición evitar abortos, como tampoco aquellas que lo despenalizan pueden promoverlos. Si acaso, los reglamentos legales pueden determinar las condiciones en que la interrupción voluntaria del embarazo se hace. Esto es que los procedimientos médicos los realicen profesionales capacitados y su atención sea en condiciones de sanidad que disminuyan los riesgos de las pacientes. Porque es inmoral empujar a las mujeres a abortar en la clandestinidad. Las mujeres pobres no pueden seguir siendo víctimas de lo que políticamente conviene a quien las trata como objetos de políticas y no sujetos de derechos. (O)