Cincuenta y un años después de que Martin Luther King Jr. estremeció las conciencias al referirse en Washington a su sueño de igualdad, de libertad y de justicia, las calles de Ferguson y de 170 ciudades de 37 estados han sido escenario de masivas manifestaciones de protesta por un veredicto que absolvió al policía blanco que disparó al joven afroamericano Michael Brown, quien se encontraba desarmado, tras un altercado. La policía ha reaccionado deteniendo a personas, acusadas de actos violentos y destrucción de bienes, durante esas jornadas.

El hecho ha intranquilizado a la sociedad estadounidense y ha reabierto las heridas raciales, que a pesar de lo mucho que se ha avanzado en la lucha por su erradicación siguen presentes y afloran en circunstancias propicias.

Quizá el problema radica en que a pesar de lo mucho que se ha ganado en la lucha contra la discriminación racial, no se han vencido la desconfianza y los prejuicios mutuos, que a veces desembocan en actos violentos. Tal vez sea el momento de recuperar la protesta creativa que Martin Luther King Jr. proponía.