Dicen que la inclusión de las amas de casa a la seguridad social, que debe alcanzar el millón más o menos de incremento de afiliaciones, está debidamente financiada, parcialmente, con una escala que comienza en $ 2 de la solidaridad ajena de los familiares de la afiliada, lo cual contraviene lo ordenado en la Constitución de la República ya que es deber del Estado, y el resto del aporte mensual, con $ 9, lo que suma $ 11, y que cuando se jubilen van a recibir $ 60 por mes.

Lo que omiten decir es que el aporte debe ser sobre el sueldo mínimo de $ 340, valor del salario mínimo vital de la canasta básica. Sin embargo, en cada afiliación de una ama de casa debe ser del 20,15% de $ 340, o sea $ 68,15 por mes, y al no cumplirse da una diferencia en contra de $ 57,15 mensuales, que multiplicados por el millón de afiliadas, a futuro, podría crear un déficit actuarial de $ 57 millones por mes y de $ 684 millones anuales.

Ayuden a los jubilados de la tercera edad, que son perjudicados en sus pensiones por la disminución de 3,8 veces su valor mensual, producido por las devaluaciones del 2.000% en el lapso de 1987 a 1999, y que de acuerdo con un funcionario, dice que están pidiendo caridad para subsistir, pero que lo se estaría haciendo es agravar más con afiliaciones universales, sin la correspondiente financiación del Gobierno, sino con la solidaridad ajena, como se hizo con el seguro campesino, sin que exista la correspondiente retribución en los servicios de salud.

Salvador Loffredo Autheman,
Ingeniero civil, Guayaquil