En la semana anterior la oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) firmaron una declaración conjunta en la que manifestaban su propósito de fortalecer la colaboración entre los sistemas universal y regional de derechos humanos.

El Alto Comisionado de la ONU aprovechó para manifestar la preocupación porque algunos países “muestran cierta resistencia hacia el sistema regional de derechos humanos” y pidió a los miembros de la OEA apoyo en el cumplimiento de las decisiones de la CIDH y en el financiamiento.

Todo esfuerzo de coordinación en la tarea de trabajar por el cumplimiento de los derechos humanos es positiva. En este caso cumpliría una doble misión: asistir a los estados con sus obligaciones en la materia y a los ciudadanos en el conocimiento y goce de sus derechos.

Es cierto que algunos países se resisten a aceptar las observaciones de la CIDH, que se asumen como una crítica pero, en realidad, deberían aceptarse como una preocupación por los derechos de sus ciudadanos.