El 9 de noviembre de 2014 se conmemorará el aniversario Nº 25 de la caída del Muro de Berlín. Ese muro constituía una ventaja para los partidarios de las sociedades libres y prósperas dado que una pared de ladrillos y concreto era una muy visible barrera entre el “mundo libre” y aquellas sociedades que continuaban oprimidas bajo dictaduras colectivistas. La prueba palpable de que limitar la libertad de los individuos era un emprendimiento destinado al fracaso era ese muro, cuyos primeros ladrillos empezaron a caer en las mentes de la gente mucho antes del 9 de noviembre de 1989. Durante el último cuarto de siglo, nos enfrentamos al desafío de defender la libertad individual frente a muros que muchas veces son intangibles. Felizmente, no lo hemos hecho tan mal.

Un reciente estudio realizado por el McKinsey Global Institute lo mira desde la perspectiva de la “conectividad”: qué tanto han aumentado los flujos de productos, servicios, finanzas y personas y qué tanto se ha beneficiado la economía mundial de estos flujos. El estudio dice que tanto la apertura de las economías del bloque de Europa del Este y de Asia desde 1990, como la creciente prosperidad de los mercados emergentes y la conectividad vía internet han acelerado el crecimiento económico y de los flujos a través de las fronteras. Es decir, los muros intangibles han continuado cayendo.

Las cifras presentadas en este estudio nos revelan un mundo en el que las economías están cada vez más integradas. Los flujos de productos, servicios y finanzas llegaron a $ 26 billones (“trillions” en inglés) en 2012 o 36% del PIB mundial. El estudio encuentra una relación positiva entre cada tipo de flujo y el crecimiento económico y estima que los flujos globales contribuyen entre $ 250 mil millones y $ 450 mil millones al año al PIB mundial, monto que equivale a entre 15 y 25% del crecimiento económico a nivel mundial. Las economías más integradas a la economía mundial pueden esperar un 40% adicional de crecimiento que las economías menos conectadas.

Un punto importante del estudio es la explosión de la conectividad vía internet a través de las fronteras y la amplia gama de oportunidades que ahora están disponibles para los ciudadanos alrededor del mundo. El tráfico global en internet ha crecido por un factor de 500 entre 2000 y 2012: desde 84 petabytes al mes hasta 40.000 petabytes al mes en 2012. Las llamadas telefónicas internacionales se han más que duplicado durante la última década, en gran medida gracias al internet, correspondiendo un 39% de estas a Skype. Esto pone al alcance de miles de millones de personas alrededor del mundo oportunidades que hace apenas dos décadas eran impensables. El estudio dice: “Los gobiernos y las multinacionales alguna vez fueron los únicos actores en los intercambios a través de las fronteras, pero hoy las tecnologías digitales permiten que incluso la empresa más pequeña o un solo empresario se convierta en una ‘micromultinacional’ que vende y consigue productos, servicios e ideas a través de las fronteras”.

La tendencia mundial es la de una prosperidad sin precedentes que vino luego de una integración de las economías a nivel mundial –globalización– también sin precedentes en la historia. Que aquí nos presenten como última moda el proteccionismo y la política industrial es simplemente “otro ladrillo en el muro”, como cantaba Pink Floyd.