Resulta realmente increíble saber que en pleno siglo XXI se están produciendo actos de barbarie y masacre, producto de la intolerancia religiosa generada por el terrorismo fundamentalista con masivos actos de torturas y ejecuciones de civiles hombres, mujeres, niños, ancianos, como los que en estos días se están generando, por el “crimen” de ser cristianos católicos, en Irak, frente al estupor y la indiferencia mundial.

En la actualidad existen en Irak alrededor de 2 millones de cristianos católicos concentrados principalmente en la parte norte de su territorio, primordialmente en la ciudad de Mosul. Es totalmente inaceptable, desde todo punto de vista, permanecer indiferentes ante esta terrible y brutal persecución religiosa. Está bien que el Ecuador sea respetuoso de la autodeterminación de los pueblos, pero nuestro país al igual que todas los naciones del mundo civilizado tiene que asumir una posición firme para que pongan punto final a estos actos de genocidio religioso, que están generando verdaderos mártires de la fe. El Gobierno del Ecuador está obligado, así como lo ha hecho con otras motivaciones de muy inferior gravedad, a dejar oír su voz con una activa posición diplomática firme y enérgica ante organismos internacionales como la ONU; que condene y rechace los brutales sucesos que se están produciendo. Yo creo que el Ecuador debe dejar sin efecto toda gestión que se estaba gestando para establecer relaciones diplomáticas bilaterales con Irak. Solo a nosotros como simples ciudadanos y católicos nos toca orar, nos toca efectuar una cadena de oración que pretenda interceder para que se detenga la masacre, producto de tan brutal intolerancia religiosa.

Juan Carlos Guzmán Carmigniani, licenciado, Guayaquil