Con enorme entusiasmo y dedicación asumí el reto de ser docente universitario desde el año 2009. Tuve que seguir una maestría en diseño curricular por competencias, requisito fundamental para acceder a la excelencia académica; prepararme durante 24 meses para aprobar la Propuesta, es una tarea de investigación y depuración metodológica de las nuevas aplicaciones de la educación siglo XXI. Tuve que hacer una inversión promedio de $ 5.000 pagados al contado, antes de la aprobación y la sustentación de una tesis de alta calificación.

Logrados mis objetivos con la pomposa titulación, apareció mi título de cuarto nivel en la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt). Parece que se abren las puertas de la aplicación de los fundamentos para el diseño curricular, basados en estrategias didácticas para el desarrollo de competencias. Allí está el detalle, decía Cantinflas, si tienes padrino, te bautizas. Hace más de un año se anunció una intervención que depuraría falencias administrativas, financieras, de la Universidad de Guayaquil; mas cierta política podría hacer fracasar los propósitos nobles enunciados en las esferas del Gobierno y parecería que se sigue igual; sin embargo, queda una esperanza de que todo cambiará.

Profesores de nivelación se quejan de falta de pago. En forma igual quienes somos profesores de contrato, estamos esperando pagos atrasados del año 2013. Hemos debido firmar cinco veces el contrato y utilizar el mismo número de facturas. ¿Quién nos salvará? Una atinada gestión de interventores ha permitido que este año ya se pague mensualmente a los docentes en este periodo, reconociendo los derechos laborales y la afiliación al Seguro Social, como es normal a todo trabajador. Salvo la desventaja de tener más de 50 años de edad y no poder acceder al concurso de merecimientos, puede convertirse la persona en profesor titular. En todo el mundo la experticia y más aún el conocimiento de los años se respetan, menos en nuestro país donde es impedimento la condición de adulto para demostrar desempeños y ubicarse en los estándares académicos dentro de la metodología del conocimiento. Ahora mismo se necesitan profesores que tengan maestrías, experiencias, y se prefiere a jovencitos que tendrán futuro en su momento, mas no ocupando espacios a tiempo completo que deberían ser dedicados a quienes se prepararon holísticamente en diseño curricular. ¿Será posible una correcta aplicación de las normas y los conceptos de la nueva Ley Orgánica de Educación Superior?, ¿o tendremos que decir con inusitado acento: estudiar una maestría..., para qué?

Agustín Guevara Morillo, magíster en Diseño Curricular y licenciado en Ciencias de la Información, Guayaquil