En su informe de julio sobre el Ecuador, el Fondo Monetario, luego de dialogar con las autoridades ecuatorianas y quienes siguen la economía nacional (todo en Washington o mediante Skype; no se permitió que viniera una misión al país), observa que en lo que queda del 2014 y 2015 “las perspectivas son menos favorables que en el pasado, dado que se espera un descenso del precio del petróleo y un aumento a mediano plazo de las tasas de interés en los EE. UU.”.

Lo del precio del petróleo lo estamos viviendo. En lo que va de este mes nuestro crudo se estaría cotizando por debajo de $ 80 por barril, lo que obligará a las autoridades a presupuestar a base de los precios del petróleo inferiores a los previstos hasta hace poco.

O se gasta menos, o el país se endeuda más. El gran prestamista del Ecuador en los últimos años ha sido China, pero en el 2014 el crédito neto de China ha sido bajo (neto quiere decir restando de los desembolsos lo que amortizamos). Este año el crédito vino de la emisión de bonos en los mercados internacionales a 10 años por $ 2.000 millones y el crédito de proveedores a 4 años por $ 1.000 millones del Noble Group, quien nos estaría financiando la compra de combustibles.

Tal pareciera que si China se muestra renuente a seguir financiando al Ecuador tan copiosamente como antes, el gobierno recurriría a los mercados financieros, con una nueva emisión de bonos por unos $ 5.000 millones.

Aquí es donde juega en contra el alza de las tasas de interés. El crédito de Noble Group es a una tasa de interés con dos componentes: la tasa libor a 90 días, o sea una tasa flotante, más un componente fijo que compensa el riesgo país, de 5,63%. Si sube la tasa de interés internacional, pagamos más. La tasa de interés de bonos de nueva emisión tendría que reflejar las expectativas de los mercados internacionales sobre las tasas de interés en la próxima década. Y esas expectativas están al alza.

Para las empresas nacionales que tienen actividades de importación o exportación, o que producen para el mercado interno y compiten con bienes importados, más preocupante aún es el fortalecimiento del dólar. Desde julio 1, el dólar se ha revalorizado 8% frente al euro, y las demás monedas también están cayendo. Lo cual resta competitividad a nuestros productos.

Nada de lo aquí señalado es inusual o debe ser materia de desesperación. Más bien, lo inusual ha sido la gran bonanza de la que por varios años hemos gozado por la combinación de un alto precio del petróleo, dólar depreciado y fuerte apoyo crediticio de la China. En algún momento el péndulo iba a balancearse en sentido contrario.

Hay que moderar las expectativas para el futuro inmediato y ajustar estrategias empresariales y personales frente a un entorno que se vuelve esquivo. También políticas públicas; van casi 8 años en que la prioridad ha sido la reforma del marco legal, lo que ha paralizado la inversión privada y creación de empleo productivo.