Mientras se escuche a Julio Jaramillo (JJ) habrá pasillo. En honor a la fecha del nacimiento, 1 de octubre de 1935, del ruiseñor de la música nacional e internacional, se creó muy merecidamente el Día del Pasillo Ecuatoriano.

El pasillo es el sentimiento popular ecuatoriano en el que se entrelazan anhelos y alegrías del amor, en versos cantados. Tiene aire clásico, romántico y grandes actitudes humanas. Los ecuatorianos nos enorgullecemos de ser sentimentales. Basta de repetir que nuestro pasillo es triste y llorón. Es romántico y sentimental como las canciones de los pueblos cultos occidentales: celtas, germanos, latinos. Los portugueses no insisten en la tristeza del fado. Pueblos de América hacen música y poesía con el dolor de sus antepasados y de su actividad cotidiana.

Hay gentes que no entienden que la música ecuatoriana encierra sutileza y encanto; Emiliano Ortega Espinoza, lojano, poeta, profesor, escribió: “...Aún te pregunto mi ilusión querida, cómo pudo mi amor volverte triste” (letra de su pasillo Corazón que no olvida, con música de Segundo Cueva Celi).

No creo que pasará de moda el pasillo, está en el corazón de los ecuatorianos porque deja huellas de los amores, de hombres soñadores y mujeres apasionadas.

En Guayaquil perdura la vieja tradición de cantar pasillos ante una ventana. El cantante guayaquileño Julio Jaramillo –murió en 1978– frecuentaba la lagartera, esquina de las calles de Guayaquil, Lorenzo de Garaycoa y Colón, para formar tríos con músicos populares buscados por jóvenes o adultos porque sabían que el pasillo era la canción que contenía detalles que no fallaban para conquistar o reconquistar a la mujer amada; en las giras en el extranjero incluía los pasillos en sus presentaciones.

El pasillo ecuatoriano lo escuchan en Colombia, además de JJ lo popularizaron el vinceño Olimpo Cárdenas y los manabitas Julio César Villafuerte y Lucho Bowen; estas voces constituyen fuerte vínculo entre nuestra patria y algunos pueblos sudamericanos y centroamericanos.

Julio Jaramillo reconocía que compositores como Carlos Rubira Infante, Gonzalo Vera Santos, Nicasio Safadi, Carlos Solís Morán le enseñaron a cantar sus temas porque en esa época había interés para que él grabara pasillos; su catálogo discográfico es respetable, grabó más de mil.

El pasillo se ha convertido en el marco referencial de la ecuatorianidad, sin él nuestro país hubiera estado incompleto, no nos deleitaríamos con sutileza y belleza.

Así como Argentina tiene a Carlos Gardel, México a Pedro Infante; nosotros tenemos a Julio Jaramillo, embajador de nuestro pueblo que sigue cantando su música.

César Augusto Burgos Flor, Guayaquil