Los Personajes populares de Guayaquil –siglos XX-XXI–, hombres y mujeres de la vida cotidiana de Guayaquil, que como mujer de dos siglos que soy, conocí a muchos de ellos; por lo que en las páginas del libro de Germán Arteta Vargas he desandado caminos de mi niñez, como hija, de la mano de mi madre; volví a ver a El negro Pirulí de esos tiempos, en que decirse negro no era insulto, ni humillación, cuando repetíamos el canto de Pirulí que alegre y orgulloso decía su negritud: “Yo soy el negro Pirulí…”.

Y he vuelto a esconderme en el regazo de mi madre cuando nos amenazaban llamar a la Pancha loca si nos portábamos mal. Conocí a Firpo, María sin tripas y a casi todos los personajes, de vista o de oído en las conversaciones de mis padres y sus amigos. Los personajes están clasificados en crónicas, por el autor, en el libro. Luego como madre me vi cruzando las calles céntricas de la ciudad llevando esta vez a mis hijos de la mano, cuando de repente aparecía El rey de la galleta con sus versos dichos a las chiquillas. Me paré un día a la salida del Tenis Club de Guayaquil a ver al personaje Guardia de tránsito, que dirigía el tráfico. Con mi amado comentábamos un día que el personaje El matemático, que hacía tantas ecuaciones con las hojas de los árboles en las veredas, debía haberse chiflado de tantos problemas de matemáticas, hasta cien, que en ese tiempo mandaban de deberes los maestros. Qué valioso es revivir los tiempos de Guayaquil de ayer y también se presenta a aquellos hombres que hicieron historia, en la política, la ciencia, la radiodifusión, los deportes, etcétera; y los dibujos que lo acompañan son caricaturas fidedignas que solo son posibles del estilete agudo –pluma o lápiz– de José Peñaherrera Bermeo (Andrés) que retrata a los hombres y mujeres en movimiento, que casi parece verlos en actividad y oírseles su voz. Cien personajes marcan esta última obra de Germán Arteta Vargas, valioso como todos los escritos por él; periodista, investigador.

Lily P. de Arenas, doctora, educadora, Guayaquil