Últimamente se habla de la amenaza y peligro de la restauración conservadora de parte del Gobierno; al parecer este término simboliza a políticos vinculados a partidos tradicionales y a la ideología neoliberal.

El presidente de la República en una entrevista al diario Folha de Sao Paulo, ha manifestado que la puesta en marcha de una restauración conservadora en Latinoamérica puede poner fin al ciclo de gobiernos progresistas en la región. El Gobierno, al poner énfasis en esta preocupación, debería considerar cuáles han sido los elementos para que esta forma de ideología y accionar vuelvan a darse en nuestro país. El Gobierno debería explicar a la ciudadanía qué pasaría al Estado y al pueblo si la restauración conservadora vuelve a gobernar. En el Gobierno se debe analizar si se han cometido errores casa adentro como para que se implante otra vez el restauracionismo. Un gobierno que se jacta de progresista y de opositor a la derecha no puede realizar acciones que más bien se enmarcan en lo tradicional y continuista, y no en lo de avanzada y reformista. Si un gobierno dice ser progresista, debe ser progresista para todo; si es conservador lo debe ser para todo, pero lo que no se puede ser es de avanzada para algunos temas y tradicional para otros.

Homero B. Camposano, licenciado en Ciencias de la Comunicación, Guayaquil