Karl Marx, a los veintiséis años, escribió sus célebres Manuscritos que permanecieron olvidados durante muchos años. En ruso, se publicaron solo después de la muerte de Stalin. ¿Por qué? En ellos desarrolla sus ideas sobre el trabajo enajenado o alienado, producto de su mente humanista. Para Marx, el obrero con su trabajo agrega valor a las materias primas y el patrono vende el producto terminado al precio del mercado. Casi toda la ganancia se la lleva el capitalista y al obrero le paga un salario miserable, en aquella época sujeto a la ley de la oferta y la demanda. El producto se le enfrenta al obrero “como un objeto extraño y hostil”. Su trabajo entonces está enajenado porque la mayor ganancia es del capitalista. En las sociedades socialistas, el esfuerzo del obrero siguió siendo enajenado, porque el Estado se apoderaba del mayor beneficio, convirtiéndose entonces en explotador del trabajador. Este no tiene interés en su trabajo cuando otro se lleva la mayor parte de la ganancia y eso explica, en buena parte, el fracaso de las sociedades colectivistas, en la URSS, en la China de Mao, en Cuba.

Las sociedades del tiempo de Marx vivían el capitalismo “manchesteriano” cruelmente explotador. Esas condiciones han cambiado mucho, merced en gran parte a la influencia marxista. Ahora el trabajador tiene mejores condiciones. En nuestro país participa del 15% de las utilidades de la empresa. ¿Por qué se las quieren rebajar a los empleados de las telefónicas? El Estado quiere el 12%, en una nueva versión del trabajo enajenado. Si los precios están sujetos a lo que los marxistas llaman la perversidad del mercado, ¿por qué no atacar la causa de las ganancias que son las tarifas del servicio, reduciéndolas para que haya beneficios en forma equitativa y paguen menos los millones de usuarios?

Este Gobierno tiene mucha confianza en la popularidad de su líder. Abre muchos frentes a la vez. Busca dinero para financiar su proyecto político que se está convirtiendo en una especie de capitalismo de Estado. Pretende los ahorros de los maestros, las utilidades de los trabajadores telefónicos, se endeuda con quienes se peleó: ¿el proyecto justifica los medios? Se acompaña con una propaganda atosigante que magnifica sus obras y repite frases hechas y lavadas. Hace aprobar leyes sin la suficiente reflexión, pero no importa, porque el Parlamento aprueba todo lo que se le envía desde Carondelet. Poco a poco desaparecen sus opositores. El señor Alvarado es un extraordinario comunicador, capaz de milagros, como convertir a su jefe en taumaturgo. Con un poco más de tiempo, y los medios tecnológicos actuales, dejará tachuela al tenebroso Goebbels.

Hitler tenía una personalidad magnética de fuerza extraordinaria. Era un orador brillante. Pero el exceso de poder lo enloqueció y su fanatismo le impidió darse cuenta de los criminales medios que utilizaba para realizar su proyecto. Conste que no comparo: solo recuerdo.

Lamento la desaparición de diario Hoy. Extrañaré su página editorial, las caricaturas de mi tocayo Asdrúbal. Ecuador pierde un baluarte de sus libertades. Como todo pasa, también pasará este Gobierno.