Dios es amor. El amor no se impone; se lo acepta libremente, o no: “Estoy a tu puerta y llamo” dice Jesús; si me abres, entraré en tu casa y cenaré contigo (Apocalipsis 3,20). Esta identidad de Dios ha sido y es asimilada gradualmente.

Antropólogos afirman que la libertad religiosa es la cuna de las libertades. Historiadores afirman que el vacío de libertad religiosa ha abierto y abre la puerta a una gama de opresiones, unas desembozadas, otras encubiertas, como la opresión a libertad educativa integral.

Los cristianos, también, porque conocemos que Dios es amor, debiéramos solo proponer nuestra fe, sin imponerla. Es difícil señalar en la historia opresiones a ciudadanos por la sola motivación religiosa. La tristemente famosa Inquisición, que con otros nombres se difundió en diversos países, persiguió en nombre de Dios.

En épocas y en pueblos en los que la religión no ha sido mezclada con otros intereses, han podido convivir en relativa libertad personas de diversas religiones: judía, cristiana e islámica en la España de las Tres Culturas en la Edad Media.

Julio Valdeón, de la Real Academia de Historia, escribe: “A cada uno se le enseñaba su religión; y cada uno tenía su iglesia, su sinagoga, su mezquita”. El influjo actual de lo religioso en algunos países de Asia y África es diverso del ejercido en Europa y América. En varios países de Asia y África el Corán influye socialmente. De acuerdo al conocimiento superficial que de él tengo, el Corán no obliga expresamente a perseguir. En cambio sus sectarios, como los yihadistas, pretenden actualmente imponerse a sangre y fuego. Señalo algunos hechos, como signo de la extensión y crueldad de estos perseguidores:

- Los cristianos de Mosul (Irak) integraban desde hace muchos siglos una comunidad hasta hace poco con 30.000 personas. Actualmente permanecen en Mosul 3.000 cristianos, obligados a escoger: a) convertirse al Islam; b) dejarse matar –han sido asesinados por centenares–; o c) emigrar, sin poder llevar consigo ni vestidos de recambio. Es difícil imaginar siquiera esta realidad torturante de los que no renuncian a la fe cristiana.

En Siria, en zonas dominadas por sectas musulmanas, la situación de los cristianos es similar. En Sudán la persecución es igual de sangrienta.

El cardenal Filoni, enviado especial del papa a Irak y Siria, escribe: “Ahora estamos en la tercera mayor persecución (…)”. Los mismos criminales difunden imágenes de “cortes del cuello” de quienes no se convierten al Islam (Corán 8, 12).

En nuestro continente, los ideólogos, actuales gobernantes, persiguen la libertad religiosa más sutilmente, evitando o dificultando en lo posible, ante todo la educación religiosa, suprimiendo expresiones religiosas en lugares del Estado. La ideología o el libreto que la concretiza es la nueva religión de algunos gobernantes. También Ecuador está dentro de la mundialización de la indiferencia frente a la libertad religiosa, madre de las libertades.