El ingeniero León Febres-Cordero emprendió la más grande y mayor obra municipal jamás llevada a cabo por político alguno, recuperó para los guayaquileños su autoestima por su ciudad.

Quienes vivimos el antes y el después no olvidamos el cambio increíble que él lideró en Guayaquil. Es un justo homenaje colocar su efigie en el malecón, lugar privilegiado donde será admirado y será un recuerdo al vigía de Guayaquil.

Azael Moreno Columbus, abogado, Guayaquil