En mi artículo previo sobre este tema (EL UNIVERSO, 13 de noviembre 2013) concluí preguntando a quien lo leyera si consideraba que seguiría mejorando el Instituto para las Obras Religiosas de la Iglesia católica, conocido como el Banco del Vaticano, luego de las medidas y acciones allí relatadas.

Recordemos que su finalidad es proporcionar custodia y administración de los bienes transferidos o confiados por personas físicas o jurídicas, destinados a obras de religión y caridad.

Lo ocurrido, desde entonces, confirma el optimismo que ya se apreciaba entonces. Le explico por qué, tomando como fuente a Zenit.org:

El 22 de enero del 2014 se informó que se ha trabajado muy duro para mejorar el cumplimiento y la transparencia de los procesos internos; se acogió la ayuda de grupos de interés externos para acelerar la ejecución de todo el proceso; se revisó y amplió, en medida sustancial, el manual de procedimientos de lucha contra el blanqueo de dinero; se potenciaron los sistemas informáticos sobre la base de la valoración de los sistemas software y la supervisión de las transacciones; y se aprobó un plan trienal para el desarrollo de estructuras informáticas e inversiones.

También se inició un examen sistemático del archivo de clientes para identificar cualquier información que falte o esté incompleta y se realiza un examen forense de las transacciones para investigación de sospechosos y verificación de la exactitud de los datos de los clientes, así como un plan obligatorio de formación del personal para el cumplimiento de sus obligaciones.

Se nombró un oficial jefe de Riesgos que debe centrarse específicamente en el cumplimiento y presentación de informes; se mantienen relaciones con 35 bancas de todo el mundo; está en marcha una obra sistemática de optimización de la gestión del riesgo financiero; y se publicó un informe anual, tras el lanzamiento de la página www.ior.va.

El 8 de julio del 2014 se hizo conocer que el IOR había publicado los resultados de su balance del 2013, presentado de conformidad con los principios contables internacionales y sometido a auditoría externa.

Los resultados y las proyecciones dejan como lección lo importante que ha sido apoyarse en tres bases: adecuarse a los modelos internacionales, el esclarecimiento sobre los clientes y la transparencia.

Por ejemplo: se cerraron las cuentas de unos 2.600 clientes no operativos, se terminaron las relaciones con otros 396 al restringir las categorías de las instituciones religiosas que podrían operar con el Banco, se realizaron controles para completar los documentos identificativos de los clientes y se bloqueó a 1.329 clientes particulares y a 762 clientes institucionales hasta completar sus datos.

Gran esfuerzo, mucha decisión y voluntad de ejecución del plan de saneamiento, recuperación de imagen y transparencia que se impuso el Vaticano, tareas iniciadas por Benedicto XVI y continuadas por Francisco para darle a una importante y necesaria institución de servicio el rol que siempre debió tener.

¿Debemos confiar que perdurará la línea ascendente de recuperación y desarrollo del IOR? ¿Sería tan amable en darme su opinión?