Según datos recientes acerca de producción y distribución de la riqueza material, el 1% de la población mundial posee el 50% de los bienes económicos conocidos; el 99%, en escala descendente, posee el 50% restante de los bienes económicos. Actualmente en el campo del deporte, que debe ser ejemplar en diafanidad, se ve en el ámbito mundial desarmonía. Futbolistas estrellas son “vendidos” en sumas exorbitantes; alguno conocido gana $ 4’500.000 anuales.

Crecen los bienes disponibles y la desigualdad en la posesión de los mismos. Hay creciente insatisfacción, porque los ciudadanos conocen la existencia de nuevos bienes y la distancia entre los poseedores de los mismos. Es verdad que “no todos los dedos de la mano son iguales”; es también verdad que, si unos dedos miden diez centímetros y otros ochenta, la mano se convierte en monstruosidad.

La extrema pobreza es expresión de un viejo terrorismo; a este se suman nuevos terrorismos, como la indefensión frente al abuso torturante del poder, por ejemplo en Venezuela. Es una consecuencia de la concentración de poderes y de la falta de libertad de información. Apropiándose de unos medios de comunicación y ahogando a otros, se dificulta a los venezolanos conocer la realidad.

La participación de los bienes en el mundo es actualmente una monstruosidad, que aterroriza. Cada día somos más conscientes de esta monstruosidad y de la tarea de rehacer la mano. ¿Con revolución? Por un lado, los cambios radicales no se hacen con palmaditas en la espalda; por otro lado, los cambios, que no llegan a la conciencia, a las actitudes profundas de la persona, que no se enraízan en costumbres de laboriosidad, de justicia, de solidaridad, son como flor de un día. Esta afirmación está probada por documentos de la historia; estos prueban que los cambios limitados a las estructuras debieron ser posteriormente corregidos y cimentados en una educación en valores.

¿Por qué unas personas poseen y ganan tanto hacia arriba y otras tan poco? Numerosas riquezas son heredadas de quienes las adquirieron con el sudor de su frente. Estas han de ser reguladas sin envidia ni parcialidad. Hay riquezas con indicios serios de ausencia de sudor de la frente. Algunos nuevos ricos buscan mezclarse con los anteriores, o exportar esa riqueza. Se requiere una legislación que amplíe el tiempo útil, para esclarecer el origen de las riquezas y evitar la prescripción de las adquiridas con abuso del poder.

Cambios hacia una sociedad solo de derechos conducen a la esterilidad; los cambios hacia una sociedad en cuyas estructuras todos puedan merecer, gracias a la vigencia de valores humanos: vida, libertad, responsabilidad, justicia, equidad lograrán una sociedad activa, como una mano integrada armoniosamente por dedos diversos. Son interdependientes el cambio estable de estructuras y el cultivo de valores humanos. Sin estos valores la mano más temprano que tarde se convierte en estéril monstruosidad.

Unos buscan solo cambio de estructuras, otros solo valores humanos. La interdependencia entre valores humanos y estructuras es irrenunciable, no solo de acuerdo a la fe cristiana, sino también de acuerdo a la historia.