Grande fue mi sorpresa cuando al abrir el Facebook de EL UNIVERSO (lo que pueden también hacer ustedes) busqué las reacciones de mis lectores, me topé con novecientos cincuenta likes (me gusta) y ciento veinte extensos comentarios. No presté importancia a quienes compartían mi punto de vista, sino a quienes me tildaron de ateo, lo que constituye una equivocación o una ofensa. Ateo es aquel que niega la posible existencia de Dios, afirmación que ningún ser humano en sus cabales, consciente de sus limitaciones, podría emitir. Tampoco creo en los extraterrestres, pero no niego esta posibilidad. Descarté los argumentos de quienes escribieron: “Hay que creer en lo que no se ve como creemos en el aire que es invisible. El aire no se ve, pero existe”. Sabemos todos lo que es el aire y cómo se forma. Pertenezco al grupo cartesiano que necesita ver para creer, razón por la que no creo tampoco en apariciones ni en un sol dando piruetas en Fátima para precipitarse hacia la Tierra sin que ningún astrónomo en el mundo pueda enterarse. Por esta misma razón no prosperó lo de El Cajas, por mal manejo del marketing y cuando se descubrió que la voz de la Virgen con fuerte acento ibérico salía supuestamente de una grabadora.

Rechazo la frase de Dostoyevski “Si Dios no existe, todo está permitido”. No es necesario creer en Dios para llegar a ser buena persona, basta con convertirnos en humanistas cultivando el amor a nuestros semejantes, practicando a la vez la tolerancia y la solidaridad. Los grandes escándalos creados por pastores multimillonarios al mandar a caerse de espaldas con espantosos espasmos a sus seguidores con tan solo tocarles la frente resultan ser shows muy tristes, así como duelen en el alma tan numerosos casos de pedofilia en el clero. ¿Por qué será que muchos creyentes (felizmente no todos) consideran que el hecho de no creer en Dios nos convierte en pecadores a tiempo completo o que fuera de la Iglesia no existe salvación? Frente a 1.700 millones de cristianos hay 1.100 millones de musulmanes y 170 millones de budistas. Existen 4.200 religiones en el mundo.

Agnóstico es quien declara lo absoluto como inaccesible para el entendimiento humano. La frase de Carl Sagan “No quiero creer, quiero saber” me parece razonable. La fe ciega no me atrae, me gusta andar con los ojos abiertos. Para mí los dioses no hablan, los muertos no vuelven, pero respeto a todos quienes afirman hablar con divinidades y seres fallecidos; no creo en otra vida después de esta, creernos inmortales se vuelve aliciente para nuestro orgullo. Lo importante es el significado que damos a nuestra existencia, la conciencia que tenemos de nuestra mortalidad, nuestra obligación de amar al prójimo sin que importen su creencia, su filosofía, su condición social, su orientación sexual. Todo fanatismo o fundamentalismo me causa pena, el amor es valor esencial para quien quiere dar sentido a su vida, lo demás es elección personal.. Lamento la falta de diálogos entre quienes tienen creencias distintas: las religiones nos siguen llevando a cruentas guerras, se mata en nombre de Dios, llámese Allah, Yavé o Jehová.