Continuando con el tema iniciado en mi artículo publicado por EL UNIVERSO, el 2 de julio del 2014, relacionado con la protección del bosque protector Palo Santo, de Guayaquil, aprovecho este espacio para reproducir y compartir, con usted, gentiles opiniones que recibí a partir de ese mismo día:

-Sí, es necesario cuidar y concienciar, tanto a los mayores como a la juventud, por medio de los colegios. Se debe hacer conocer que los bosques que tenemos son pulmones de oxígeno para todos, organizar mingas para la limpieza de sus alrededores y, principalmente, las autoridades deben promocionar ayuda para ellos.

-Los esfuerzos, que ya no son tan aislados en la defensa de la ecología nativa e introducida, son encomiables. Debe realizarse una “siembra” de conciencia desde el interior de las familias, organizando excursiones, paseos al aire libre, para proporcionar el contacto con la naturaleza desde tempranas edades.

-Otras iniciativas deben seguir surgiendo desde los centros educativos, que realizan esas excursiones como parte de sus estudios de diversas asignaturas. Me gustaría que mis alumnos de Ciencias Naturales y Biología me recuerden como la profesora que los llevó a Cerro Blanco y que les pasaba videos de las excursiones de Jacques Cousteau, sobre los cuales realizaban ensayos muy prometedores, con lo cual se acercaban a la vivencia ecológica en la defensa del planeta.

-Desconozco si el Municipio posee un Cuerpo de Guardabosques, para mantener y proteger esos pulmones naturales. De no haberlo, debería ser creado.

-Después de casi veinticuatro años luchando por conservar y restaurar el bosque protector Cerro Blanco tengo que decir que, aunque hay varios avances como el caso del bosque protector Camino de Palo Santo, las presiones siguen aumentando hacia los otros bosques protectores como Cerro Blanco y Paraíso. Uno de los temas principales de preocupación es que estas áreas están quedando como islas rodeadas por urbanizaciones, invasiones, canteras, carreteras, etcétera. Si no se mantiene y restablece, en algunas zonas, la conectividad de un sitio privilegiado por su gran diversidad como Cerro Blanco con áreas aledañas de los bosques protectores Subcuenca del Río Chongón, Prosperina, Papagayo de Guayaquil y Bosqueira, como un gran corredor biológico, el Papagayo de Guayaquil, ave símbolo de la ciudad, y muchas otras especies como el jaguar, mono capuchino, oso hormiguero, entre otras, van a quedarse como memorias, algunas plasmadas en monumentos de la ciudad.

-Deben iniciarse programas de forestación, pero no de aquellos que solamente consisten en llevar una plantita y sembrarla, con la foto del periódico, y allí terminar el proceso. No. El proceso debe ser tratado como cualquier cultivo que requiere varias etapas, además de la siembra: riego, mantenimiento y labores culturales.

Finalmente, le cuento que hubo quien afirmó rotundamente: -Creemos que el bosque Palo Santo debe ser declarado de utilidad pública y que sea el Municipio de Guayaquil quien lo cuide y lo preserve.

¡Cuánto tiene que aportar la ciudadanía! ¿Hay que seguir interrogándola? ¿Sería tan amable en darme su opinión?