Celebramos el 23 de abril la fiesta del libro, unida a la costumbre de regalar una rosa con un libro. Esto se basa en la Leyenda de Sant Jordi, en la que una princesa estaba cautiva por un dragón; Jorge un hombre valiente, luchó contra la fiera y lo mató liberando a la víctima. De la sangre derramada del dragón, nació la rosa; en este día parejas y amigos se intercambian regalos: un libro y una rosa. El regalo doble es un signo de cariño y amistad; una rosa para el alma, un libro para la mente.

También es el día de san Jorge, en que el libro se convierte en protagonista en ciudades y pueblos. Las muertes de Cervantes y Shakespeare también fueron el 23 de abril, por ello la Unesco en 1995 con el objetivo de fomentar la lectura declaró esta fecha como “Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor”, con ello se rinde un justo homenaje al libro y a los autores que han impulsado el progreso de la humanidad. La lectura por su impacto social, por su característica de guía para el conocimiento humano en todos los terrenos, y por ser un instrumento de interacción cultural creativa tiene que estar en el centro de las políticas del Estado; y esto quiere decir, principalmente, que se debe fomentar incansablemente la producción y la comercialización de libros, otorgando a la industria editorial incentivos tributarios y comerciales que le permitan desarrollarse. En otras palabras, que se facilite la producción de más libros y se les permita circular libremente garantizando el crecimiento masivo de la lectura. Todo hombre que escribe sigue viviendo entre las hojas de un libro, se eterniza de algún modo en el tiempo de la humanidad con su mensaje. El libro es un gran patrimonio cultural..., es un privilegio que debe beneficiar a todos, no solo a los que asisten a universidades y centros de cultura, debe estar puesto en manos de la gente en las plazas, en los pueblos, en el campo. El libro es hilo inagotable de ciencia y de vida que llega a nosotros a través del pensamiento, de la máquina más perfecta que poseemos: el cerebro. Elemento fundamental de la educación debe ser la lectura, la imaginación expresada en ella y su cauce es el libro.

Matilde Altamirano Silva, licenciada en Bibliotecología, Quito