En lo que va del siglo XXI, en América Latina se profundizan las radicalizaciones que no son buenas para la tolerancia y la coexistencia en una sociedad y un Estado.

Usualmente los totalitarismos se han fortalecido en las radicalizaciones, hasta que la violencia de todo género potencia su crisis. ¿A qué precio?, el del castigo a su economía y al de muertos, heridos y presos, por la represión y la respuesta a esta. Los episodios en Venezuela evidencian lo aquí expresado.

El estilo de gobernar a base de la confrontación y la radicalización se vincula a actuar como que siempre se está en campaña, porque desde el lado del gobernante su decisión es seguir indefinidamente en el poder –siempre habrá un pretexto para intentar justificar una reforma electoral y una reelección– y del lado opositor los esfuerzos van porque pierda credibilidad el gobernante.

Vinculado a lo anterior está la forma de “rendición de cuentas” o informe a la ciudadanía. La práctica del poder más que informar es publicitar. En creatividad publicitaria y en frecuencia repetitiva usualmente son excelentes, pero eso no significa que todo sea verdad, tampoco que todo sea mentira. No hay que olvidar que se falta a la verdad cuando hay algo de verdad en lo que se publicita, porque se busca generar credibilidad aun en lo que se aparta de la verdad.

¿Y el caso ecuatoriano?
El actual Gobierno no tiene factores similares a ningún gobierno anterior, solo para ubicarnos desde agosto de 1979, porque tiene la continuidad de más de siete años, en que ha ido avanzando en la concentración del poder, pasando por la Asamblea de Montecristi, “de plenos poderes”, 2007-2008, donde todo borrador para votarse debía tener el visto bueno de Quito, hasta llegar a la actual Asamblea Nacional en que por el sistema electoral modificado con una votación que no alcanzaba el 60%, la mayoría excede los dos tercios de los miembros, con lo cual se hace solo la plena voluntad del poder, a lo que se suma una justicia en que sus operadores perciben las consecuencias de desagradar al poder, por lo que habrá fallos en que en plena justicia se le dé la razón al poder, pero en otros más parece que está de por medio el temor al riesgo de consecuencias. Cuán bueno sería que se publicaran todos los fallos en que el Gobierno y/o sus actores son parte interesada, para su análisis en la Academia.

En lo económico, todas las fuentes de ingresos se han multiplicado, salvo lapsos temporales, los precios del petróleo se han mantenido en alta, a niveles sin precedentes; y, con la modalidad de créditos chinos, con intereses costosos, que se hacen aparecer de preventa de petróleo buena parte de la producción futura ya está comprometida; el Biess-IESS es proveedor neto de recursos de la seguridad social al Gobierno –hay quienes señalan que el actual retardo del Biess para tramitar créditos hipotecarios responde a tal circunstancia, yo no lo creo, sino que se está ante problemas operativos, porque al Gobierno también le interesa financiar la vivienda, aun cuando podrán variar los segmentos a quienes se privilegie en tales operaciones–; en valores nominales el endeudamiento público –con tendencias crecientes– ha superado anteriores niveles históricos, pero no en relación con el producto interno bruto, que es la relación que publicita el Gobierno; y, por la vía de tributos, con nuevos rubros contributivos, con la elevación de las tarifas tributarias y con normas como aquella de los anticipos no susceptibles de devolución, aun cuando se evidencie que el sujeto tributario no tuvo ganancias en el ejercicio de los anticipos, ni en los siguientes.

Sin embargo, de la acumulación de ingresos hay severo problema de flujos para pagos, evidenciado en los atrasos de millones de dólares que tienen las entidades del Estado con contratistas de obras y con prestadores de servicios.

Además, la ciudadanía siempre está en riesgo de infracción, desde la administrativa con severas multas por retardos en entrega de información o por sustitución de esta, en caso de error; y, mucho más cuantiosas, cuando se direccionan a contradictores del poder, con la obligación de pago antes de poder seguir un proceso contencioso. Y está por entrar en vigencia el nuevo Código Orgánico Integral Penal.

Lo positivo indudablemente existe, en infraestructura vial, de salud y de educación; y, también en la funcionalidad del Estado y muchos de sus servicios.

¿Y vamos a más endeudamiento?
El presupuesto del 2014 requiere cubrir un déficit de algo menos de cinco mil millones de dólares, más del 14% de su total nominal, que en parte va a cubrirse con mejores precios del petróleo, pero requiere otras fuentes, a menos que disminuya el gasto público, lo que es poco probable.

Si se colocan bonos por 700 millones de dólares es posible su ingreso en el 2014.

Lo de la línea de crédito del Banco Mundial por un mil millones de dólares no cayó del cielo, responde a una gestión colectiva de los países de ingresos medios hacia la duplicación de su asignación de líneas de crédito. Ninguna línea tiene condicionamientos, caso por caso el Banco Mundial fija requerimientos para el proyecto específico y se define cuándo serán los desembolsos. Otras expresiones corresponden a un uso político, como también aquello que con esos recursos podría sustituirse deuda costosa con China, para eso no presta el Banco Mundial.

El nuevo escenario de confrontación
Parecería que está en la afectación de competencias de los gobiernos locales.

¿Cuánto aquello se vincula con los resultados electorales de febrero del 2014?, difícil saberlo.

El ordenamiento urbano por su esencia es de competencia de los gobiernos locales, trasladarlo a una ley nacional podría ser colocarle una camisa de fuerza a los poderes seccionales.

Esa podría ser materia de una consulta popular, igual que en el caso de Guayaquil la consolidación de su condición portuaria no solo para cabotaje y turismo, sino para fortalecer su condición comercial e industrial, o su afectación.

El estilo de gobernar a base de la confrontación y la radicalización se vincula a actuar como que siempre se está en campaña, porque desde el lado del gobernante su decisión es seguir indefinidamente en el poder y del lado opositor los esfuerzos van porque pierda credibilidad el gobernante.