Ecuador goza de impresionante variedad de hermosos ritmos y géneros musicales, los llamados indigenistas como el danzante, yaraví, saltashpa y sanjuanito; los llamados populares de la Costa y de la Sierra como el pasillo, albazo, pasacalle y otros; la música afroecuatoriana tiene en la bomba del Chota y en la marimba el mapalé, currulao, arruyos y chigualos de Esmeraldas la presencia de una parte de África en Ecuador, toda esta música es autóctona de Ecuador.

Entre los autores contemporáneos que hemos experimentado con la música ecuatoriana y grabado, destacan algunos como Marielita Condo, Álex Alvear. Entre los grandes indigenistas están Ñanda Mañachi y Enrique Males, solo por dar un par de nombres; en la música afro han destacado Papá Roncón, Agripina Castillo, Petita Palma y algunos más. Si me pusiera a nombrar a los gigantes de la música popular ecuatoriana solo de los que me acuerdo, no entrarían en esta página, por eso daré algunos nombres de autores inmortales como dúo Benítez y Valencia, Abel Romeo Castillo, Carlos Aurelio Rubira Infante (vivo), Jorge Araujo, Nicasio Safadi, Enrique Ibáñez, Lauro Dávila, Segundo Cueva Celi, Carlota Jaramillo, Gonzalo Vera Santos, Francisco Paredes Herrera, Elías Cedeño Jervis, Julio Jaramillo, Eduardo Brito y así hacia el infinito; cantores que han edificado con su letra y su canto algo que es sagrado como la bandera y el escudo que es la identidad cultural. Y resulta que todo esto con la idea de promocionar el turismo en nuestra patria es menospreciado por la música de otra patria. No es la primera vez que se hace propaganda utilizando canciones de los Beatles, ya hace algún tiempo se usó la canción Hey Jude, pero creo que eso era para el interés local, que tampoco se justifica, pero lo de ahora, el alquiler de la canción de John Lennon es a nivel mundial, o sea un menosprecio mundial por lo propio; considero un insulto y una bofetada para todos los músicos no como yo empírico que ya estoy colgando los guantes como dicen, sino para aquellos que han apostado por la carrera de músico profesional. Qué incentivo puede ser este tipo de negociación para los jóvenes que se educan en las cuatro o cinco universidades del Ecuador especializadas en música y para los que se educaron aquí y en el exterior que invirtieron su tiempo y su dinero, ningún interés como atraer el turismo o lo que fuere debe ser motivo para menospreciar nuestra identidad cultural bien ganada. Mi madre, la Vieja Delia, decía, no seas candil de afuera y oscuridad de tu casa. ¡Viva la patria!

Héctor Napolitano Galarza, Guayaquil