Benjamín Carrión Mora, uno de los pensadores más destacados del país, no se equivocó al impulsar la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), como espacio para la promoción de las diferentes manifestaciones culturales en el país y el afianzamiento, por lo mismo, de la identidad nacional, como elemento que articula, cohesiona y nutre a diario el sentido de comunidad, convirtiéndose –a no dudarlo– en un potente faro que ilumina ese complejo y sinuoso camino definido por la globalización, como fenómeno que lo engulle casi todo, en la línea de homogenizar el pensamiento y la vida de las personas.

En verdad, estamos próximos a conmemorar los 70 años de vida institucional de la CCE, entidad que en este lapso ha extendido favorablemente su presencia y accionar a lo largo y ancho del Ecuador, democratizando la cultura, ya que esta ha dejado de ser parte de los exclusivos círculos reservados para una élite de intelectuales y estar, hoy en día, por el contrario, al alcance de los sectores tradicionalmente excluidos.

Dentro de este aspecto, destaca con especial fuerza la CCE, Núcleo de Loja (CCE-L), con 67 años de tesonero trabajo en la misma línea de frontera. Actualmente presidida por el Dr. Félix Paladines Paladines, uno de los más connotados historiadores y cientistas sociales de la región; cuya visionaria gestión administrativa le ha permitido robustecer nítidamente, sin duda, la cultura, apoyando de manera abierta, sobre todo, a los niños y jóvenes, en su incursión al mundo de las letras, el arte, la música, etcétera. Todo un trabajo innovador.

Ciertamente, los lojanos tienen en la CCE-L, a una organización que estimula, no obstante de sus limitaciones presupuestarias, el desarrollo de las más variadas expresiones culturales, con lo cual el sueño de su fundador, el maestro Benjamín Carrión, adquiere amplio sentido y vigencia.

Ahora mismo, la CCE-L, a pesar del desinterés y apatía mostrada por el saliente burgomaestre, viene impulsando un valioso proyecto denominado: “Revitalización del eje cultural transversal de la ciudad de Loja: Calle 10 de Agosto, desde el Mirador urbano El Churo hasta la plazoleta El Pedestal”, iniciativa que apunta, por un lado, a “rehabilitar y puesta en valor de las antiguas viviendas de Benjamín Carrión, Pablo Palacio y Eduardo Kingman...”; y, por otro, “implementar espacios para la cultura, el arte y la participación social en un entorno de rescate, difusión y promoción del patrimonio edificado, literario y de memoria de las tradiciones de Loja”, con base al trazado de un circuito, como se advierte, que concilia el turismo con la cultura, al conectar estratégicos recorridos de la urbe, previamente intervenidos y mejorados.

De ahí que sea necesario impulsar de manera definitiva y urgente esta propuesta del Dr. Félix Paladines, la misma que desde ya ha sido ratificada por el Dr. José Bolívar Castillo, alcalde electo del cantón Loja. No olvidemos que incluso el propio presidente de la República ha expresado su interés por respaldar esta obra, que tiene como responsables al Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal, Casa de la Cultura Ecuatoriana y Patrimonio Cultural.

Loja, como uno de los ejes principales de la cultura en el Ecuador, debe recibir la ayuda necesaria, financiando la ejecución de sus principales planes, lo cual implica reconocer –aunque sea de manera marginal– el enorme aporte entregado por esa tierra en el ámbito de las letras y el conocimiento.