La intervención de Rafael Correa en la reciente campaña electoral recuerda la genialidad de Orson Welles, quien no solamente era el director, sino también el guionista, productor y actor principal de sus obras maestras. O la de Charles Chaplin, quien además de lo anterior compuso la inolvidable música de algunas de sus cintas. O la de Alfred Hitchcock y sus divertidos cameos en sus propias películas. Pero ninguno supera a nuestro presidente de la República, jefe de Estado, comandante supremo de las FF.AA., presidente nacional de Alianza PAIS, jefe de campaña, metacandidato, asesor, vocero oficial, director técnico, actor principal, actor secundario y “extra”, de aquellos que podrían figurar en los créditos finales de esta película como “partidario de Barrera desayunando en el mercado de Santa Clara”.

Sobrehumana multiplicación de energía y talento personal por parte de nuestro mandatario, en un “tener que hacer todo él solito” para realizar la Fantasía del Todo como la sola vía de consolidación de la así llamada revolución ciudadana en este ingobernable país. Como si la única manera de transformar al Ecuador sería estandarizando la opinión y el pensamiento y pintándolo de un solo color para borrar las diferencias y las particularidades. En la lógica aristotélica, sería como suprimir la diferencia entre lo universal y lo particular para mantener una sola categoría, la del todo-todito en lugar de lo necesario y lo posible, anulando también la existencia de lo imposible y lo contingente. Utopía que convertiría el proyecto en un todo definitivo e inmutable, donde se eliminarían la incompletud y el deseo.

Pero gracias a la lógica del No-Todo existen los países y las elecciones. Gracias a la misma lógica los pueblos progresan e intercambian bienes entre ellos entregando lo que al otro le falta. Gracias a esta lógica existen las diferencias sexuales y nos enamoramos. Gracias a la falta existe el deseo que nos impulsa cada día hacia lo nuevo y hacia lo diferente. Gracias a esa piecita inexistente es posible mover las 15 fichas restantes para acomodarlas y formar figuritas en esos rompecabezas baratos. Gracias a las articulaciones y al vacío interior se pueden formar numerosas combinaciones en un cubo de Rubik. Gracias a la palabra que siempre nos falta podemos hablar y expresar mejor nuestro pensamiento. El No-Todo es imprescindible para construir ciudadanos y para cualquier intercambio entre ellos.

El Todo es la negación de la existencia de los sujetos del inconsciente, sexuados, sociales y políticos. El presidente Rafael Correa tendrá un lugar destacado en la historia del Ecuador por sus valiosas e incuestionables realizaciones. Pero el aseguramiento de una perpetua revolución ciudadana como “un correísmo con o sin Correa” no figurará entre sus logros. Porque cualquier progreso individual o colectivo demanda aprender a hacer con el No-Todo, con la falta, con las diferencias y con lo ingobernable de nosotros mismos. Mejor sería una “revolución de ciudadanos” que nos incluya a todos, y que ponga el acento en lo particular y subjetivo antes que en la complacencia de las masas. Para aprender a convivir con los diferentes, trabajando y produciendo en un país diverso, polipensante y multicolor.