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Actualmente la cantidad de productos y subproductos alimenticios, textiles, químicos, entre otros, provenientes de la agricultura, es inmensa y a medida que aumentan el poder de consumo y la cantidad de personas en el mundo, los productores se ven en la necesidad y obligación de incrementar su producción. Esto se puede lograr mediante la abertura de nuevas áreas de producción, lo cual es complicado debido a la falta de espacio causada por la expansión de las ciudades y a la necesidad de la conservación de especies animales y vegetales. Una opción más real es la maximización de la productividad por área plantada, lo cual se logra mediante un manejo adecuado y en especial la elección de cultivares que presenten buenas características productivas para el lugar en el que se desarrollará la plantación.

En plantas un cultivar es un organismo que presenta características que lo distinguen de los demás de su misma especie, por ejemplo: soya que produzca granos negros y otra que produzca granos verdes, ambas son la misma especie vegetal, pero varían en que el color de sus semillas es distinto. La expresión o supresión de esta y otras características están reguladas por los genes, por ende el mejoramiento de especies recibe el nombre de mejoramiento genético.

Este mejoramiento consiste en realizar cruces de plantas o animales de la misma especie, esperando obtener de la progenie o hijos resultantes organismos que presenten características que los hagan más adecuados que los padres en aspectos como: tamaño, resistencia a enfermedades, color de las flores, color de los frutos, potencial productivo, entre otros. Es importante destacar que nuevas tecnologías como la transgénesis dependen y están ligadas al mejoramiento convencional, ya que en ella se toman los cultivares elaborados en estos programas y se les insertan secciones de ADN con la finalidad de conferirles nuevas características.

Una adecuada selección de cultivares es fundamental en cultivos de maíz, soya, fréjol y arroz, por mencionar unos cuantos. Incurrir en la producción de estos cultivos con semillas inadecuadas para el área o con un potencial productivo menor puede disminuir los rendimientos de cosecha enormemente. Es por esto que países como Brasil o Estados Unidos, los dos mayores exportadores de soya y maíz del mundo, invierten grandes cantidades de dinero en el desarrollo y difusión de cultivares que permiten obtener mayores producciones, lo cual se ve reflejado en sus economías.

Aunque Ecuador no sea una gran potencia mundial en la producción de granos, existe la posibilidad de disminuir la dependencia en la importación y la diversificación de fuentes de lucro en la agricultura mediante la producción de estos cultivos. El objetivo trazado por el gobierno de alcanzar la autosuficiencia en maíz para el 2014 está cerca gracias al uso de estas tecnologías y al esfuerzo de los productores nacionales, ahora falta extenderlas hacia los demás cultivos de granos para así mejorar aún más la economía nacional. Es importante mencionar que se debe promover una producción con costos eficientes que permita obtener productos que al ser comercializados posean la capacidad de competir con los precios internacionales, para así conseguir una mayor aceptación por parte de los consumidores.

* Estudiante de Agronomía.