En los últimos cinco años en América Latina ha habido por lo menos veinte protestas ciudadanas de gran envergadura. Esperanzadoras y creativas, pero también fuertes y rabiosas. Algunas duraron varios meses, como en Venezuela en 2017, en Chile a fines de 2019 o en Colombia ese mismo año y de nuevo en 2021. Otras fueron explosiones de unos días, como en Bolivia en noviembre de 2019, luego de las denuncias de fraude electoral y la forzada salida del poder de Evo Morales, en Ecuador en octubre del mismo año y en Guatemala a fines de 2021. Y en México, donde el feminicidio abunda, las mujeres han salido a reivindicar sus derechos cada 8 de marzo por millones.

Casi todos los que marchan son jóvenes, estudiantes, obreros, residentes de barrios populares, minorías rurales; siempre los más vulnerables.

Mire el especial de 'El negocio de la represión'

Cuando hay ríos revueltos de gente furiosa en la calle, hay riesgo de que algunos incendien un edificio, otros saqueen una tienda o hieran a un policía con una pedrada. No es raro que en estas masas se infiltren criminales para incendiar la marcha pacífica. Por eso, en todas partes del mundo fuerzas policiales o de seguridad acompañan estas movilizaciones, para contener cualquier desmán, proteger los derechos de quienes protestan en la calle, así como a quienes solo pasan por ahí, y asegurar que no destruyan propiedades públicas o privadas. Y deben hacerlo sin exponer irresponsablemente a sus agentes.

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Esta es la teoría que justifica las compras estatales de equipos antimotines y de armas no letales (o menos letales), como un avance de las democracias modernas.

El negocio de la represión es una investigación colaborativa y transfronteriza liderada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) con la participación de 11 medios, entre ellos, EL UNIVERSO.

Este trabajo cuenta la impunidad en los casos de muertos y heridos permanentes que ha dejado la represión policial en diez países americanos, en los últimos cinco años. También explica cómo se ha dado el intercambio entre gobiernos de armas y municiones no letales, principalmente bombas lacrimógenas y perdigones de goma, y cómo funciona el comercio internacional de estos artefactos. (I)