Ecuador es el principal exportador mundial de banano desde hace 67 años. Detrás de los volúmenes de envíos hay plantaciones que requieren investigación científica para mantener la producción y dar valor agregado. “Es un conocimiento que es intangible”, dice Daynet Sosa del Castillo, directora general del Centro de Investigaciones Biotecnológicas del Ecuador (CIBE) de la Escuela Superior Politécnica del Litoral fundado en 2001 para aplicar biotecnología en los sembríos.

 

Parte de los análisis han derivado en cómo aprovechar de forma integral los cultivos. “Encontramos moléculas, compuestos que tienen aplicación en la salud, alimentos y también aprovechamos el pseudotallo, el raquis, las hojas que son residuos no aprovechados”, afirma Patricia Manzano, investigadora del CIBE.

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Pablo Chong, en cambio, estudia la resistencia a los fungicidas usados para combatir enfermedades. “En Ecuador hay la ventaja de tener época lluviosa y seca. En la primera sabemos que se va a disparar la enfermedad, pero en la segunda podemos controlar y eso nos ha permitido tener ciclos de aplicación menor”, explica.

Otra amenaza que se analiza es el mal de Panamá, raza 4 tropical, considerada la más grave en la historia de estas plantas.

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A más de productos alimenticios con banano, “también se hacen sombreros, paredes”. dice Eduardo Ledesma, presidente de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE).

Los productos elaborados con banano exportados dejaron divisas al país por $ 142,4 millones durante el 2017, según cifras del Banco Central. Es un 5% del total obtenido por las ventas de banano y plátano.

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A nivel local, el camarón superó en divisas al banano el año pasado, pero Ledesma recalca que del rubro de la fruta se excluyen los productos elaborados como chips o puré. “Eso no lo incluyen, pero bien por el camarón, creo que si todas las actividades que comienzan a pelear por el primer puesto es positivo, hay más ingresos”.

Este año hay un 4% más de producción bananera. El área de cultivo no se ha expandido por lo que ha mejorado la productividad, agrega. La renovación de las áreas bananeras y la siembra de unas cinco mil hectáreas (ha) nuevas son claves para la producción.

Ledesma considera que las deficiencias de productividad del sector se evidencian en que se obstaculiza el ingreso de la inversión extranjera para cultivar nuevas áreas: “Quieren tener un blindaje para que les compren a las instaladas a un precio de locura porque no son suficientemente eficientes”.

Estimaciones indican que hay alrededor de 180 mil ha sembradas con una productividad de dos mil cajas por ha. Pero Costa Rica produce 3.500 por ha y Guatemala más de cuatro mil, dice Ledesma.(I)

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