Se inicia el remate. “Levanten bien la paleta (con la que los compradores indican la oferta por el oro exhibido)”, advierte un hombre, quien seguidamente lee: “Lote cuatro con precio base $ 450. Consta de 18 quilates, 11 gramos: un anillo, un colgante; en 14 quilates, 8 g: una cadena. $ 450 a la una, $ 450 a las dos, $ 450 a las tres, paleta cinco”. Esta fue la primera venta que se concretó el mediodía del miércoles pasado en el Monte de Piedad del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess), en el sur de Guayaquil.

Dieciséis aspirantes a compradores se habían inscrito tras llenar un formulario de solicitud de rematador más copia de la cédula, papeleta de votación y planilla de servicios básicos.

Entraron a remate 124 lotes de joyas. Sesenta y dos salieron de la subasta porque sus dueños cancelaron o renovaron el crédito prendario ese mismo día, minutos antes del inicio de la puja (esto se permite hasta dos veces con el 30% de abono al capital de lo adeudado).

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Son cadenas, relojes... de hasta 18 quilates, indicador de la calidad de este metal, cuyo precio está en alza permanente con el mayor pico en la última década en 2011. De ahí que los países sigan apostando a él como parte de sus reservas.

Juan, uno de los compradores del miércoles, cuenta que su interés se da porque el valor base de las joyas está por debajo del costo comercial. “Cada gramo de oro se valora entre $ 26 y $ 29 según la calidad y afuera se vende en $ 40”, dice. Ahí está el margen para ofertar.

El Biess indica que el monto del crédito prendario se concede basado en la calidad y peso de la joya. Un experto en orfebrería identifica estos variables del oro y determina el avalúo, fundamentándose en la cotización internacional y en las políticas internas del Banco.

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Juan compra por negocio para revender, como la mayoría de los inscritos. Pero también hay quienes llegan para hacer un regalo como Jorge, quien buscaba un par de aretes o un anillo para llevarle a su hija que migró a Estados Unidos. Se interesó por un lote valorado en 1.650 dólares.

Antes del remate, los interesados clavan la mirada en vitrinas en las que se exhiben las joyas con el peso en gramos y el valor base. Unos se ayudaban con linternas y otros se acomodan los lentes para anotar los precios y tratar de verlas en detalle, como Ana y Rosa.

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La primera, de 55 años, dice que su amor por el oro se inició hace dos décadas atraída por el estatus que da su uso, según afirma. “Son bellas”, añade, pero tras comprar una y otra vez terminó como vendedora.

“Hoy una no puede ponerse ni tenerlas en casa por la delincuencia. Prefiero traerlas al Monte de Piedad y las muestro en fotos. Cuando ya tengo el cliente, me paga, vengo, las saco y las vendo, ya me conocen”, asegura Ana. Sus lugares de empeño incluyen además los locales regados en la ciudad. “Los colombianos te cogen hasta en $ 38 el gramo, pero eso sí el interés es más elevado”, agrega.

Al comprar afuera, dice Ana, siempre hay la posibilidad de que sean joyas que no son de la calidad que dice el vendedor. “Son bañadas en 18 quilates, yo con el tiempo las puedo identificar, tienen fallas”.

En el caso del Biess, el plazo para cancelar el crédito es de 180 días a un interés del 16,3% anual determinado por el Banco Central. Los remates se realizan cada tres meses. Las joyas del 2% de las operaciones son las que entran en la subasta, según el    Biess. Una vez vencido el plazo se conceden 30 días adicionales para la cancelación antes de considerar la garantía en los remates. “Con el valor obtenido..., se cancela el crédito y en caso de existir excedente a favor del cliente, se procede a la devolución como sobrante”. Pero, indica la entidad, el porcentaje que va a remate “se reduce... durante los procesos..., ya que se da la opción al usuario de recuperar su joya, incluso momentos antes del inicio”.

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Rosa, una exempleada del IESS, señala que las joyas de oro son un bien que saca de apuros cuando hay desempleo o se presenta una emergencia económica, porque su precio tiene una tendencia al alza.

Las cifras del Biess indican un aumento en el número de operaciones por préstamos prendarios desde 2015, lo que coincide con el tiempo de crisis. Las joyas empeñadas en 2016 implicaron $ 120,68 millones en créditos, el 35% más que en 2011 cuando se dieron $ 78,59 millones (ver cifras).

Es un aumento evidenciado también en el Banco Solidario, que tiene el servicio crediticio denominado la Olla de Oro con plazos que van de 9 a 36 meses a una tasa de consumo prioritario. Este pasó de otorgar $ 56 millones en 2015 a $ 65 millones en 2016.

Gonzalo Yépez, quien es la tercera generación de joyeros de su familia y gerencia la joyería Marthita, indica que la clave para estar 77 años en el mercado del oro es ofrecer precios competitivos.

En este caso, Yépez y su familia cubren todas las líneas del negocio, desde la extracción de la materia prima en canteras hasta el diseño de las joyas. Recomienda la compra de oro como una inversión a largo plazo. “No es comprar y vender o empeñar al día siguiente”, dice.

Como ejemplo, cuenta que un cliente compró un lote de joyas hace 20 años en $ 10.000 y en 2012 consiguió $ 70.000 en créditos empeñándolo, con lo que adquirió una hacienda y se convirtió en exportador.

 

El cantón Chordeleg, en Azuay, es uno de los sitios de referencia para la compra de oro. Entre las que compraron este mes está Jéssyca. Ella llegó desde Guayaquil por recomendación de un familiar. En su caso separó una cadena en $ 300.

En Cuenca, el lugar propicio es el Centro Histórico, especialmente a lo largo de la calle Gran Colombia. Manuel Tello visitaba una de las joyerías del lugar en la búsqueda de anillos de matrimonio. Encontró un par de 10 gramos a $ 600. Dice que en este momento importante de su vida vale la inversión, pero que también debe meditar con su pareja y el bolsillo.

Al término del remate del miércoles en Guayaquil se subastaron 46 lotes de joyas. En la última ronda realizada en agosto de 2017 a nivel nacional se recaudaron $ 526.000, aproximadamente según el Biess, que publica en su página web y en un medio impreso del país el calendario de las rondas de subastas. La próxima se realizará el martes y miércoles siguientes, en Loja. (I)

 

He acuñado monedas de 300 o 400 gramos de oro que pueden costar hasta $ 20.000. En la casa es más fácil guardar esa moneda a tener los billetes”.

Marcelo G., propietario de una joyería local

 

 

El valor base de las joyas de las subastas del Biess está por debajo del costo comercial del gramo de oro. De ahí el interés.