Hernán Beltrán, vicepresidente del Comité de Fiestas del Culto a Santa Lucía, cuyo punto central fue la escenificación de la batalla entre las tropas del Cacique Tisaleo en contra de los invasores españoles, mencionó que durante un año se habló con los capitanes para que acojan las recomendaciones del Instituto de Patrimonio y lograr que la celebración sea declarada Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador

Sostuvo que el Municipio de Tisaleo busca que la fiesta permanezca en la memoria intangible de la población, para lo cual se debe comenzar un proceso con los niños, indicó y explicó que en Tisaleo la mayoría de la gente que conoce de la Fiesta del Inga Palla o del Culto a Santa Lucía es desde los 30 años, pero que si a un niño se le pregunta, no sabe de manera acertada el significado.

Agregó que se comenzará con un proceso en los planteles porque de aquí a una década serán los niños los que van a asumir y desarrollar la festividad.

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Helen Sánchez, 17 años, estuvo entre las vírgenes del Sol en la tropa del Cacique Tisaleo. Fue su segunda vez participando de la celebración y mencionó que quiere que esta festividad ancestral se mantenga, que sentía orgullo de sus raíces.

El exalcalde Marco Arroba comentó que la fiesta comenzó en 1534, cuando religiosos españoles trajeron al país una imagen de Santa Lucía. Añadió que en la escenificación participaban antes entre ocho a diez personas que conformaban la tropa del cacique Tisaleo.

Luego los del centro cantonal representaban a la tropa indígena y los de los caseríos, que venían como españoles; pero que finalmente se acostumbró a nombrar capitanes de caballería (españoles) y capitán del Pueblo (Cacique Tisaleo), hasta la actualidad, narró. (I)