Desde su casa de bloque y zinc, Grace Arana mira el humo que sale de la Central Térmica Esmeraldas II. Dice que ese esmog y el ruido molestan al vecindario todo el tiempo. “Nos enferman”, se queja.

Ella vive en la cooperativa Río Teaone, uno de los barrios más pobres de Esmeraldas. Arana tiene 51 años. Dice que las afecciones respiratorias entre sus vecinos son constantes. También cuenta que su nieto se metió al río unos meses atrás y le dio vómito por quince días. Rainero, de ocho años, cree que fue por la contaminación.

Un informe interno de Termoesmeraldas, empresa pública a cargo de la planta, sustenta esa creencia. El documento, fechado en enero del 2015, dice que la planta emitía aguas oleosas que iban a parar a ese río.

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Esmeraldas II fue construida por la china Harbin Electric International, por un contrato de unos $ 101 millones adjudicado por la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec).

Harbin es la segunda empresa que más se ha beneficiado con contratos financiados con créditos chinos: un total de cuatro contrataciones por $ 1.163 millones. EL UNIVERSO solicitó una entrevista a sus directivos, pero negaron el pedido.

Los técnicos de Termoesmeraldas dicen que al momento los problemas ambientales están corregidos. Sin embargo, durante tres años, esa central incumplió normas ambientales, según informes de la Contraloría General del Estado y de la propia Termoesmeraldas.

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La Contraloría asegura que Harbin y Termoesmeraldas no aplicaron el plan de manejo ambiental ni siguieron el protocolo para el tratamiento de residuos peligrosos.

Termoesmeraldas ni siquiera contaba con un manual ni con un organigrama laboral para controlar los cumplimientos ambientales, señala el documento. Estos problemas perduraron entre enero del 2012 y febrero del 2015.

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Por el plan de manejo ambiental hacemos monitoreos, estos son de tres gases; hemos comprobado que estamos bajo la norma. Es decir, cumplimos”.Julio Molina, funcionario de Termoesmeraldas

La Contraloría concluye que no se implementó el plan de manejo ambiental porque Termoesmeraldas no realizó un trámite administrativo: solicitar al Ministerio del Ambiente que apruebe un cronograma.

Otro trámite impidió que los residuos peligrosos, como el aceite usado, sean tratados. El informe establece que Harbin se debió registrar como emisor de ese tipo se materiales en el Ministerio del Ambiente, pero no siguió el procedimiento.

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Según información publicada en el sitio web de Termoesmeraldas, el Ministerio del Ambiente aprobó el cronograma del plan ambiental en enero del 2015 y emitió el registro de residuos peligrosos en febrero del 2015. Esto fue tres años después de comenzar la construcción.

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De otra parte, el informe interno de Termoesmeraldas que evidencia la emisión de aguas oleosas agrega otro problema: los altos niveles de ruido. La planta emitía 80 decibeles cuando el máximo permitido es de 70. A pesar de esos dos incumplimientos ambientales, dice el documento, la contratista quería entregar la obra.

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Eso no era posible porque el contrato decía que Harbin debía reparar cualquier falla ambiental antes de la entrega provisional, un paso previo para liquidar la contratación.

Al final, Harbin y Termoesmeraldas modificaron el contrato para que la contratista entregue la obra sin hacer los arreglos, con un plazo extra de 120 días para reducir el ruido y otro de cinco meses para instalar un sistema de tratamiento de aguas oleosas.

Fernando Mancero, administrador del contrato, justificó esta decisión. Dijo que los arreglos requerían que la planta se paralizara, lo cual provocaría desabastecimiento eléctrico.

“Era necesario cubrir la demanda de energía y se decidió que los temas ambientales sean resueltos después de que entre a operar”, explicó. Para él, se pensó en el bien mayor.

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Esmeraldas II comenzó a operar en agosto del 2014, cuando la obra aún no estaba entregada. Incluso, el expresidente Rafael Correa asistió a un programa para celebrar el inicio del funcionamiento.

De acuerdo con Mancero, Harbin cumplió las reparaciones ambientales aunque incumplió el plazo para reducir el ruido. Explicó que solo en febrero del 2016 se pudo paralizar la planta para hacer ese arreglo y que una vez realizado resultó insuficiente, pues el ruido se mantenía en 72 decibeles. Harbin tuvo que colocar pantallas acústicas para cumplir la normativa, señaló el funcionario.

La contratista solucionó el problema con 420 días de retraso, lo que según Mancero, le significó una multa de $ 420.000. Mancero dijo que ese no fue el único castigo por temas ambientales. Antes de que la planta entrara en funcionamiento, aseguró, hubo seis derrames de combustible, lo que provocó una multa de $ 6.000.

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Sobre la salud de la población, Julio Molina, jefe de Gestión Ambiental de Termoesmeraldas, aseguró que se han hecho monitoreos sobre la calidad del aire en los barrios aledaños y que sí cumplen con los niveles permitidos de azufre, nitrógeno y material particulado. Mostró estudios en Vuelta Larga, La Propicia y Sí Habitat.

Doña Grace, en cambio, se muestra molesta por las condiciones ambientales. También porque Harbin  y Termoesmeraldas negaron obras de compensación. Ella misma, como vicepresidenta del barrio, gestionó un muro para evitar el desborde del río, sin resultado. Para ella, Termoesmeraldas y la Refinería Esmeraldas, otro vecino indeseable, son como “dos monstruos que aplastan a los pobladores”.

Hay demasiado ruido, un humo negro que sale de esas chimeneas... No queremos que se retire la planta, pero sí que nos compensen”.Grace Arana, vicepresidenta de la cooperativa Río Teaone

Los Créditos
La Central Térmica Esmeraldas II fue financiada con un crédito del Banco de Desarrollo de China, según el Ministerio Coordinador de Sectores Estratégicos y el Plan Maestro de Electrificación. Otras dos obras de Harbin Electric International, la central hidroeléctrica Minas-San Francisco y un sistema de transmisión eléctrica, recibieron financiamiento de préstamos entregados por el Eximbank de China. (I)