Washington Evangelista, uniformado de blanco y con la VR bordada en el pecho, regresó 43 años después a ser parte del desfile municipal en homenaje a la Perla del Pacífico por los 197 años de su independencia. Lo hizo como bastonero, con la cachiporra en su única mano, la derecha. Lanzaba el bastón, lo tomaba de vuelta y lo hacía girar, siguiendo el sonido de las trompetas, liras y tambores que entonaban Guayaquileño madera de guerrero

Él lideraba la banda musical de exalumnos del colegio Vicente Rocafuerte. Entre nostalgia y emoción, el sesentón caminó las dos horas que duró el acto ante los aplausos de aliento de los miles de asistentes locales y turistas que se agolparon en las avenidas Quito y 9 de Octubre para celebrar a la ciudad. Hubo un derroche de energía y civismo de los más de 4.000 estudiantes que participaron de 55 planteles educativos.

Los ausentes fueron los colegios fiscales emblemáticos de la urbe, que como en años anteriores tuvieron un desfile paralelo organizado por el Ministerio de Educación. Eran alumnos de 72 instituciones los que recorrieron la calle Portete (desde la 29 hasta la 11), ante la nostalgia de los padres de verlos en la 9 de Octubre.

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“Hay que esperar para ver si el otro año vuelven a la 9 de Octubre, como antes. Ahí los llenaba más de orgullo porque estaban en la calle principal de la ciudad”, dijo Ricardo Arias.

Mientras ellos seguían su desfile, con danza y bailes típicos, la 9 de Octubre vibraba con la cumbia “en vida que me quisieras”, tocada y bailada por las bastoneras del Instituto Coello. Algunos se levantaron de las veredas para seguirles el paso.

El personal de la Infantería de Marina con fusiles recostados en los hombros, así como la delegación de la escuela Marina Mercante Nacional fueron ovacionados, al igual que las bandas de la Policía, Comisión de Tránsito del Ecuador, Policía Metropolitana, Cuerpo de Bomberos, entre otras.

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“Me encantan los desfiles, desde pequeña me traían mis padres y me quedé con esa tradición”, comentó entusiasmada Martha Albuquerque, de Sauces 5, mientras registraba con su cámara el paso estudiantil.

Los motociclistas de la Federación Ecuatoriana de Motociclismo despidieron la segunda etapa del desfile con sirenas, pitos y el rugir del acelerador. La primera fue de las carrozas, por 13 km, desde las Esclusas hasta el parque La Victoria.

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La gente se quedó a recorrer el centro y a las 16:00 se instaló nuevamente. Las carrozas alegóricas –una de ellas en honor a la Fuerza Aérea Ecuatoriana–, las comparsas, así como las bailarines que danzaban ritmos folclóricos y tropicales complacieron a los asistentes. Algunos de ellos se hacían selfis con el desfile de fondo. (I)