La primera vez que se atrevió a montar un caballo chúcaro para intentar domarlo tenía 12 años. Tyron Villamar recuerda que su padre, que era un jinete, lo motivó a comenzar a descubrir a esa edad sus destrezas en el dominio de equinos.

Meses atrás había aprendido a enlazar caballos, en el cuello y las patas, una especialidad que los montuvios conocen como pial. Pero la adrenalina que sintió en la primera monta de un chúcaro lo atrapó y encendió ese gusto por controlar equinos bravíos.

Y así fue descubriendo que lo suyo estaba en los cosos, en los rodeos. Dieciséis años después de su primera experiencia, Villamar ha cosechado cerca de una veintena de trofeos en diferentes rodeos montuvios de Guayas y Los Ríos.

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En las haciendas de Vinces, su nombre suena como uno de los más hábiles jinetes en la especialidad del caracoleo, que consiste en agarrar con una mano al caballo y con las espuelas amarradas a los pies golpear el pecho del animal para que revolotee. En esta práctica gana el jinete que resiste más tiempo en la montura del animal.

De 28 años, Villamar recuerda que le tomó cerca de tres años ir puliendo el dominio de los caballos chúcaros. “No es fácil, porque esto se debe hacer con montura y resistir un tiempo...”, cuenta este jinete de la parroquia Antonio Sotomayor, de Vinces.

Su persistencia y pasión por esa especialidad lo llevaron a ganar su primer trofeo a los 17 años. Ese triunfo fue el impulso para seguir compitiendo en otros rodeos que se realizaban en cantones de Los Ríos y Guayas. Dice que individualmente ha logrado 15 trofeos, fuera de los que ha obtenido con la hacienda El Edén y otras, por las que también compite.

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Uno de los torneos más complejos fue el que vivió años atrás, cuando compitió en un campeonato organizado por la Prefectura, que reunía a los mejores jinetes de la provincia.

En esa jornada le tocó dominar un caballo complicado, muy chúcaro. “Fue un animal difícil, me tomó unos minutos, pero no me largó al suelo”, indica este jinete, que combina esta actividad con labores de ganadería.

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Ese dominio le valió para ganar el campeonato y obtener $3.000, el mayor premio económico que ha obtenido en una competencia de rodeo.

Esos recursos los invirtió en la compra de cuatro cabezas de ganado para que sirvan también para el sustento familiar.

No tiene aún planes de retiro de los rodeos, porque siente que esto es parte de su vida, de una pasión heredada que disfruta, en especial en este mes, que lo invitan para participar en varios eventos que se hacen por el Día de la Raza o la Interculturalidad. “Esto es algo lindo, bonito, ojalá se mantenga”, manifiesta uno de los mejores jinetes riosenses. (I)

Mi primer trofeo lo conseguí a los 17 años, me gusta el caracoleo porque esto no lo hace cualquiera. Gracias a Dios no he tenido ninguna fractura, aunque me han tocado caballos difíciles”.Tyron Villamar,jinete