Sus compañeros lo cargaron en hombros por el triunfo en un partido de baloncesto en la cancha del colegio Javier, en la década del sesenta. Aquel logro hizo que al día siguiente su compañero de escuela Carlos Luis Albán lo invitara a crear un programa deportivo en Radio América, recuerda. Para esa época, él ya había jugado en la división juvenil del club de fútbol Nueve de Octubre.

Esa conversación la oyó Édgar Salazar, quien le dijo que los dos podían hacer el programa. Así incursionó en el periodismo deportivo de entonces y en el que sigue vigente. Es Manuel Adolfo Varas Varas, de 74 años, comentarista deportivo del espacio Voces del fútbol, que se emite de 15:30 a 16:30 por radio Caravana (750 AM).

Él, abogado de profesión, tiene 53 años dedicados al periodismo deportivo. Su voz se ha escuchado en seis radios y sus notas se leyeron también en EL UNIVERSO, en la Copa Libertadores de América, en 1966. Empezó en 1964 en radio América. Luego pasó por las radios Sucesos, Bolívar, Mambo (como invitado), Noticia, La Fabulosa, hasta que esta última se constituyó en accionista de radio Caravana, donde desde su fundación (1985) ha permanecido 32 años, rememora.

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Hasta abril pasado y por diez años estuvo en el set de Los Comentaristas, también de Caravana. Ahí cautivó a un público joven, ávido de conocer análisis futbolísticos.

“Claro que conocemos al abogado Manuel Varas. Es el popular Monstruo del Forestal (así le dicen de cariño)”, afirma Alejandro Andrade, de 35 años, taxista. “Queremos que vuelva a la mañana”, pide Marcelo Morejón, otro conductor.

Sus análisis y su jocosidad se han convertido en esa voz que se sintoniza en las tardes en buses, taxis, tiendas y barrios.

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“La credibilidad es fundamental para quien trabaja en una radio y en una situación de tanta controversia (como los comentarios de fútbol), que el oyente tenga la certeza de que lo que comento, lo que digo, lo que valoro es desde mi perspectiva, sin influencia de nadie, que el oyente tenga esa certeza de que no me presto para mentiras ni engaño”, asegura.

El apelativo de Monstruo del Forestal nació luego de que le preguntaran qué era lo que le llamaba la atención de las mujeres que caminaban por el parque Forestal, al que iba y que está cerca de su casa.

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“Una mujer alta, que le decían la Tranco Largo; una más baja, que le decían la Pasito Tun Tun y la guapachosa, que caminaba con mucho ritmo y moviendo la cintura”, fue su respuesta y de ahí el apelativo. Su otro apodo, Gallo Negro, nació porque acertaba con los resultados de partidos de fútbol.

De la urbe de antaño, afirma, extraña el caminar sin temor a ser asaltado; el protagonismo del básquet guayaquileño; instituciones deportivas que desaparecieron, entre otros. Le gusta caminar por el Malecón Simón Bolívar, mientras aprecia el río Guayas, así como por zonas de Urdesa y Miraflores, fuera del casco central.

Cuando me inicié, la ciudad estaba en 300.000 habitantes (...), ha crecido, hay mayor cantidad de público en los estadios. Ha tenido una imagen sana, pero está adquiriendo desprestigio por la droga y la delincuencia.Adolfo Varas Varas, comentarista deportivo

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