La Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) difundió el miércoles pasado una carta titulada “Puerto Rico: Derribados, pero no aniquilados” para dar un mensaje de esperanza a los fieles tras la devastación y el sufrimiento que dejaron los huracanes Irma y María en su paso por la isla.

En la misiva, los obispos expresaron: “Nos llena de dolor y sufrimiento, especialmente, al ver tanto llanto y angustia en los rostros humanos de nuestro pueblo”, según ACI Prensa.

El huracán Irma pasó el 6 de septiembre por el norte de Puerto Rico, aunque no impactó de lleno el territorio.

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Sin embargo, el miércoles 20 el huracán María –de categoría 4–, golpeó la isla, dejando hasta el momento 16 muertos y ocasionando el corte de servicios básicos como el agua y la electricidad, así como la escasez de gasolina y alimentos.

Los religiosos puertorriqueños destacaron que la población haya respondido a la exigencia de la situación, guardando en la medida el orden y el respeto por el prójimo, la ley y la propiedad ajena.

Agregaron que “delante del panorama que encontramos, no podemos ser testarudos y no ver la responsabilidad que todos tenemos sobre el cambio climático”.

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En ese sentido, indicaron que la única forma de “renacer” es aferrándose al “amor de Cristo”. “De su cruz y de su dolor renace nuestra esperanza. De nuestro dolor en estos momentos”, precisaron.

En ese sentido, ante el desastre la CEP recomendó a los fieles puertorriqueños adoptar tres actitudes: “reconstruir, redescubrir y tener un reencuentro con Jesús”.

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Los obispos destacaron que no solo hay que preocuparse por reconstruir las casas, iglesias o carreteras, sino también “aquellas ruinas que no nos permiten crecer como pueblo y progresar como nación”. (I)