Tiene 17 años y dejó el colegio por su embarazo. Su vientre creció y ya no pudo disimularlo ante su familia. La adolescente que espera turno en la maternidad Matilde Hidalgo de Procel, ubicada en el Guasmo, sur de Guayaquil, está acompañada de su mamá, que dice que como tal le corresponde apoyarla, que su hija optó tomar un taller de costura y que por el momento el papá del bebé, que no es alumno del plantel que dejó la joven, está distanciado de su niña. Admite que no decide si contarán con él más adelante. Madre e hija viven en El Fortín.

Un embarazo en la adolescencia por lo general trunca la vida estudiantil; motiva que los padres de la joven mamá asuman la crianza del bebé ante la inmadurez de su niña; contando que una gestación a corta edad se considera de alto riesgo; según médicos consultados por este Diario.

En el grupo están incluidas las mujeres de 19 años. Así, la maternidad Matilde Hidalgo de Procel reporta 5.211 consultas requeridas por embarazadas adolescentes y el Hospital de la Mujer Alfredo G. Paulson, 3.535 en el mismo periodo. Pero depurando cifras, ya que una gestante necesita más de un chequeo, el número de pacientes adolescentes en la maternidad en los primeros ocho meses del 2017 fue de 3.495; en el hospital, 1.070, según sus reportes.

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Los casos de embarazo adolescente, considerado un problema de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS) superan la cifra de gestantes de 20 años o de más edad, concluyen directivos de instituciones de Salud y lo confirman las cifras de la maternidad del Guasmo, pues si de enero a agosto pasados atendió a 3.495 mujeres de entre 10 y 19 años, también registró 2.291 féminas de 20 años en adelante.

“Cuando una adolescente se embaraza; el problema afecta a padres, al círculo escolar donde ella se desarrolla, al grupo social donde ella vive, muchas desertan de los colegios”, señala Mariana Murillo, gineco-obstetra del Hospital de la Mujer Alfredo G. Paulson y con un diplomado en Salud y Desarrollo Integral de Adolescentes.

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Sostiene que en el hogar se deben fomentar principios morales, atender que los niños “absorben todo”, por lo que debe primar el buen ejemplo de los padres, no exponiéndolos a malos hábitos. Cree necesario reforzar en la adolescencia la autoestima y proyectos de vida para enfocarlos en un fin específico, reduciendo los factores de riesgo, explica.

Ana Isabel Mejía, directora asistencial de la Maternidad Matilde Hidalgo de Procel, dice que el Ministerio ofrece charlas a adolescentes gestantes, entre ellas de prevención de embarazos subsecuentes, pero reconoce que falta llegar con información a familiares. Refiere que el cuerpo de una mujer de 12 o 13 años no está listo para un embarazo, que los cambios fisiológicos suman complicaciones en una adolescente con patologías agregadas. Alude desnutrición y obesidad.

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Considera que las adolescentes conocen las consecuencias de las relaciones sexuales, que hay un problema de concienciación entre la juventud. Estima que el apoyo familiar coadyuva a sobrellevar el peso del embarazo, a asumir el rol.

Francisco Plaza, ginecólogo y directivo de Consulta Externa del Hospital Luis Vernaza, considera que en los planteles debe implementarse una materia que podría llamarse Educación para la Salud y la Vida, que abarque biología sexual, reproducción, inclusive valores morales. Insta a padres a proteger a sus hijos de factores que pueden incitarlos a una relación sexual, como la pornografía. (I)

(Si alguna complicación) nos obliga a interrumpir el embarazo, ahí vienen los niños prematuros; ahí tendríamos a dos niños hospitalizados”.Ana Mejía, Directora asistencial maternidad Matilde Hidalgo