Falta de tiempo, trámites engorrosos, baja confianza en el sistema judicial y miedo a posibles represalias son algunos de los motivos por los que la ciudadanía se abstiene de denunciar delitos. Así lo evidenció este Diario en un recorrido realizado la semana pasada en sectores cubiertos por 15 Unidades de Policía Comunitaria (UPC) en el norte y sur de Guayaquil.

Los casos sin denunciar son múltiples y quedan en quejas en las UPC, en conversaciones de amigos o debates en redes sociales. Carla Salgado, habitante de Los Esteros, asegura que delincuentes le sustrajeron el celular cuando caminaba a su casa el mes pasado. “Dos hombres con un arma me amedrentaron y me lo arrancharon cuando llegaba de mi trabajo... no denuncié porque tengo miedo que me puedan hacer algo, ya que conozco a uno de los ladrones y es violento...”, dice.

En cambio, Víctor Rodríguez, del sector La Atarazana, señala que fue víctima de la delincuencia cuando esperaba el bus. “Dos tipos en moto se me atravesaron, uno se bajó, me sacó un cuchillo y me pidió que le dé mi mochila. Me robaron mi tablet donde cargaba mis trabajos de la universidad... fui a la UPC más cercana... los policías encontraron a los pillos, pedí a los policías que me devuelvan la tablet y no creí conveniente presentar denuncia”, indica.

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En la UPC de este sector, el uniformado a cargo, que prefiere no identificarse, asegura que la mayoría de delitos tienen esa modalidad y que gran parte de los afectados no continúan con el proceso judicial. “Nosotros sugerimos que denuncien para que los delincuentes no estén en las calles, sabemos que estas personas que vienen a cometer delitos son del sur, pero pocos denuncian los robos de ‘oportunidad’ (celulares, tablets, objetos personales). Esto cambia cuando son delitos mayores como robo a domicilios, de autos, ahí la gente tiende a seguir el proceso”, dice.

De enero a julio de este año se registran 153.766 denuncias a nivel nacional en la Fiscalía General del Estado (FGE) mientras que en el mismo periodo en 2016 se presentaron 202.289, hay una reducción del 24%. En Guayas, hasta agosto pasado se presentaron 68.433 denuncias. En 2016, 71.921. Los delitos de mayor connotación social son robos, violaciones sexuales y tráfico de drogas.

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La Policía, por su parte, registra 46.694 robos a nivel nacional desde enero hasta agosto de este año. Mientras, la FGE, por denuncias realizadas en el sistema judicial, cuenta 41.746 robos de enero a julio (ver cuadros estadísticos).

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Sin embargo, estas estadísticas solo pueden considerarse como indicadores, asegura la fiscal María José Aguirre. “Muchos no denuncian o solo lo hacen, en caso de robo, por recuperar algo a través de seguros, ya que las aseguradoras piden la denuncia”, indica.

Un ejemplo de esto fue el robo que sufrió Álvaro Méndez en el norte de Guayaquil. “Unos tipos me encañonaron cuando me bajé de mi auto en Urdesa, se me llevaron dinero y mi teléfono... el celular lo tenía asegurado, pero la aseguradora me pidió la denuncia en la Fiscalía para devolverme el valor por eso denuncié, pero la verdad no seguí con el proceso”, relata.

La Policía, en su sitio web, indica que ha instalado más de un millón de botones de seguridad en teléfonos celulares. Su efectividad ha permitido bajar los índices delincuenciales y optimizar el tiempo de respuesta de los servidores policiales, refiere la entidad.

Hay personas, como Shirley Escobar –habitante de la Garzota II– que no han activado el botón y aseveran que saben poco del mismo. “Diagonal de donde vivo está la UPC, veo que todos los días los policías hacen recorridos, un día vinieron a activarme el sistema, pero por tiempo y descuido no lo hago. Cerca de la estación policial es seguro, pero dos o tres cuadras más allá sé que roban”, dice.

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Los efectivos policiales que recorren este sector aseguran que “hay personas que desconfían porque les pedimos el número de cédula y nombres completos para activar el sistema, pero lo que hacen es complicar nuestro trabajo”.

A esta poca colaboración se suman las incomodidades existentes en algunas UPC, según los gendarmes. Es el caso de la estación policial de Las Orquídeas. El policía a cargo se queja de la falta de servicios. “Acá tenemos el botón de seguridad, pero para que nosotros podamos ver las alertas necesitamos internet en la UPC, pero es muy lento, hay días que no tenemos. El problema es que el cajetín de la empresa que provee pasa abierto y vándalos arrancan los cables... ya hemos informado la novedad”, dice.

Otro de los inconvenientes que se evidencian es la confusión que se genera en la ciudadanía con el Sistema Integrado de Seguridad ECU-911 afirma el mayor William Herrera, jefe operativo del distrito Portete. “Muchas personas se quejan por el tiempo de reacción, pero es porque llaman al 911 y hasta que el centro nos alerte puede pasar tiempo valioso, pero si activan el botón de seguridad nuestro tiempo de respuesta es de máximo 4 minutos. También deben entender que debemos priorizar los auxilios porque no es lo mismo que alerten un robo a que alguien esté consumiendo droga”, sostiene.

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Pero Wilson Aroca, habitante de la 29 y la J, asevera que la reacción policial es lenta. “Los llamamos con el botón y por el 911, pero siempre demoran hasta 20 minutos”, señala. En la zona hay rencillas por el microtráfico de drogas, afirma: “Hay jóvenes que a partir de las ocho de la noche utilizan los parques y veredas para drogarse y para arranchar celulares”.

Herrera sostiene que el problema delincuencial se solucionará si “la trilogía: comunidad, policía y justicia funcionan de forma coordinada”. (I)