Miles de personas de todos los credos denunciaron ayer en Río de Janeiro un creciente clima de intolerancia religiosa en Brasil, que se manifestó en los últimos tiempos en agresiones contra adeptos de cultos de origen africano.

“Somos iguales ante la ley y ante los ojos del Creador”, contaba en una pancarta durante la 10ª Caminata en Defensa de la Libertad Religiosa.

Fieles del candomblé y el umbanda, dos cultos impregnados por las creencias de los antiguos esclavos africanos, han sido víctimas últimamente de agresiones por parte de traficantes de las favelas convertidos a alguna de las iglesias neopentecostales que desde hace décadas florecen en el país.

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El cardenal Orani, arzobispo católico de Río, llamó a participar en la marcha a representantes judíos, musulmanes, budistas, espiritistas y de varios de los cultos africanos de Brasil.

Según el servicio de denuncia telefónica de abusos contra los derechos humanos, en 2016 se señalaron 79 casos de intolerancia religiosa en Río, un aumento de 119% respecto del 2015.

Tan solo entre julio y la semana pasada, hubo 32 denuncias, de acuerdo con un informe del semanario ISTOÉ.(I)