David Hidalgo, de 33 años, complementó su título de tercer nivel de arquitecto con dos maestrías (una en Europa y otra en Ecuador). Afirma que en el país “el sector privado todavía no quiere entender que los estudios cuestan dinero, tiempo y sacrificio, es decir deben ser muy bien remunerados. Deben ser vistos como una inversión para la empresa contar con un personal altamente capacitado”.

Hidalgo considera que el rol del profesional de cuarto nivel debe apuntar, en países en vías de desarrollo, a “crear oportunidades y cambiar estructuras económicas, sociales y de poder que obstaculizan el desarrollo de las profesiones”, señala.

El problema, agrega, está en las formas de pensar: “Los jóvenes deben pasar de la mentalidad de especializarse para tener un trabajito a “vamos” a crear fuentes de trabajo... Los estudios de cuarto nivel son para garantizar el desarrollo colectivo”.

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A ello se suma, dice Hidalgo, la tendencia de algunas empresas que operan todavía con “los antivalores” de, por ejemplo, “preferir trabajar con alguien menos preparado para pagar menos”. (I)