En las mujeres se presenta como un freno abrupto del ciclo menstrual. En los hombres es la disminución progresiva de la hormona masculina testosterona. Y en ambos, la menopausia y la andropausia, en su orden, tiene efectos que pueden afectar las relaciones sociales, según indican especialistas, quienes afirman que también han surgido mitos que se evidencian en los consultorios, acompañados de una idiosincrasia reacia a tratar abiertamente los temas relacionados con la sexualidad.

Juan, un jubilado de 67 años, es una muestra de ello. Cuenta que percibió una disminución de la potencia sexual –disfunción eréctil, principal síntoma de la andropausia que es más notorio a partir de los 60 años– después de cumplir los 40, pero recién fue al médico cuando tenía molestias al orinar. Fue hace seis años y luego le diagnosticaron cáncer de próstata. “Hoy debo ir al médico especialista cada tres meses por el tratamiento, pero antes solo se lo comentaba a los amigos más cercanos”, afirma.

Ernesto Díaz Jalón, urólogo del hospital de la Mujer de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, dice que los mitos se centran en que quienes tienen esta condición creen que ya no tienen la capacidad de tener una relación sexual satisfactoria. Y a esto se suma que sus parejas les dicen que están viejos, que hay que dedicarse a los nietos y se niegan a una relación afectiva. “Pero sí se puede realizar una terapia de pareja con un control porque esta hormona (testosterona) se la puede suplir con fármacos”, dice.

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Aunque cada caso debe ser individualizado, agrega Díaz, ya que la automedicación puede resultar fatal. “Hay quienes no pueden tomarlos porque les puede disminuir más la presión arterial, lo que puede provocar un paro cardiaco”, asevera.

El riesgo, incluso, va más allá. “Si usted no tiene un buen diagnóstico de que la próstata está aparentemente benigna, que no tiene ningún signo de malignidad, al poner ciertos tipos de fármacos especialmente las hormonas masculinas pueden hacer que ese cáncer, que es hormonodependiente, se riegue por todo el organismo”, asegura Díaz. De ahí que la pregunta obligatoria que se hace en las emergencias frente a un caso de paro cardiaco en una persona de 60 o 70 años es si ha tomado viagra o sildenafil.

A más de la individualización se requiere una terapia para romper los mitos y prejuicios. “Llegan y me dicen que el amigo les dijo que se tomen esto o reconocen que ya no tienen la potencia de antes y que sus esposas ya no quieren estar con ellos. Algunos les echan la culpa de que no pueden tener relaciones porque están resecas, de ahí que el tratamiento es en pareja”, insiste Díaz.

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En el grupo de mujeres con menopausia que sintieron dolor al momento de la relación sexual está Nancy, quien cuenta que la suspensión de la menstruación empezó cuando tenía 45 años; hoy tiene 52. Desde entonces también ha percibido calores. “Había noches insoportables, me levantaba en la madrugada sudando, no dormía..., pensé que era hipertensa”, indica.

A Sandra, de 52 años, le llegó cuando tenía 46. Lo primero que percibió fue un cambio en el humor más dolores de cabeza. “Me puse deprimida, por todo lloraba, y bueno aún me da. Estoy tomando la hoja del higo en infusión”, comenta.

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Ambas han evidenciado los clichés que hay en la sociedad en torno a esta condición. “Amigos, hijos y familiares te dicen: ‘Hay que entenderla, se está volviendo menopáusica’. Eso enoja”, dice Nancy.

Son afirmaciones que se escuchan también en el plano laboral, agrega Sandra, quien cuenta que en su trabajo han justificado ciertas reacciones de ella por la menopausia. “Estás irritable, debe ser que ya te dio la menopausia”, afirma que le han dicho sus compañeras.

Francisco Plaza, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Luis Vernaza de Guayaquil, indica que lo normal es que las mujeres pasen por el proceso de la menopausia entre los 45 y 52 años.

Los síntomas son varios debido a la multiplicidad de funciones que tienen las hormonas femeninas. De ahí que, por ejemplo, dice Plaza: “La mujer generalmente tiende a subir de peso, aumenta el colesterol, se le empieza a caer el cabello, hay más fragilidad ósea, puede aparecer el problema de la osteoporosis, hay resequedad vaginal y las relaciones sexuales pueden ser un poco molestas”.

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En algunos casos es necesario un tratamiento de reemplazo hormonal por corto tiempo, agrega Plaza. “Pero no a largo plazo porque puede tener efectos contraproducentes al estar relacionados con ciertos tipos de cáncer como el de mama, de útero, de ovario y de vulva, entonces el chequeo periódico es mandatorio una vez al año, por lo menos, con exámenes como el papanicolau, el eco vaginal, la mamografía, la densitometría ósea. La mujer con menopausia tardía necesita mayor vigilancia, debe hacerlos cada seis meses”.

Mélida Flor, líder de ginecología del hospital Abel Gilbert Pontón, afirma que luego viene el periodo postmenopausia que se da a partir de los 55 o por encima de los 60 cuando la paciente ya no tiene ninguna sintomatología porque ya su función ovárica ha desaparecido por completo.

   Flor piensa que así como hay prevención y orientación para adolescentes con el inicio de la menstruación, se debe implementar un programa para la etapa de la menopausia: “Deberían hacer programas preventivos... Los síntomas no tienen porque influir para nada en lo emocional y laboral”. (I)

Con la menopausia hay que tener un chequeo periódico al año, acompañado de exámenes como el papanicolaou, el eco vaginal, la mamografía”.Francisco Plaza, Ginecólogo