El papa Francisco, quien impulsó tras bambalinas el acuerdo de paz que terminó el conflicto armado más antiguo en Latinoamérica, llega a Colombia para una visita del 6 y 10 de septiembre, que algunos esperan contribuya ahora a los esfuerzos de reconciliación nacional. Esta es la tercera ocasión que un pontífice pisa tierra colombiana: Pablo VI y Juan Pablo II estuvieron en 1968 y 1986, respectivamente.

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Tras llegar de Europa, el papa Francisco visitará Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena.

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El siguiente es el recuento de los dos primeros viajes papales a Colombia.

1968: Visita de Pablo VI 

Cinco años después de asumir su papado, Pablo VI visitó Colombia entre el 22 y 24 de agosto de 1968, en el primer viaje de un pontífice de la Iglesia católica a Latinoamérica.

Inauguró la segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano, que el Santo Padre había alentado años antes. El encuentro centró la atención en ayudar a los pobres del mundo y contribuyó para el ascenso de la teología de la liberación, que pugna por abogar en primer lugar por los desposeídos.

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“Colombia fue uno de los países sudamericanos con más temprana aplicación de la teología, notoriamente en la persona de Camilo Torres”, dijo a The Associated Press el director de estudios católicos en Virginia Commonwealth University, Andrew Chesnut. Torres fue un sacerdote católico y pionero de la teología de la liberación que se integró a las filas de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) -actualmente activa- y murió en combate.

Torres, el cura guerrillero

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La Teología de la Liberación comenzó a extenderse por varios países del continente en donde comenzaban a germinar movimientos de izquierda en zonas campesinas y marginadas que buscarían el poder por las armas.

“Colombia, como casi todos los países latinoamericanos, sigue siendo una nación de gran concentración de riqueza y de tierra en pocas manos”, dijo Chesnut, en alusión a que sigue sin resolverse uno de los contextos que empujaron a Pablo VI a viajar al continente.

Durante su visita a Colombia, Pablo VI también ofreció una misa ante miles de campesinos, a los que aseguró que “continuaremos proclamando su dignidad humana y cristiana”.

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El sacerdote de la Arquidiócesis de Cali Jorge Ruiz cuenta que el papa italiano pasaba por el barrio Venecia, un tradicional sector de clase obrera en Bogotá. Allí se detuvo y bajó de su papamóvil de la época e ingresó inesperadamente a la casa de un chofer de ómnibus. El conductor estaba enfermo, en cama, y Pablo VI se sentó a su lado, lo cual fue visto como un gesto hacia los pobres, muy importante en esa época.

Pablo VI murió en 1978 y al pontificado llegó el carismático y viajero Juan Pablo II.

1986: Siete días duró visita de Juan Pablo II

Después de una visita de apenas dos días de Pablo VI, el papa “viajero” Juan Pablo II pasó en 1968 una semana en Colombia, una jornada a la que la gente bautizó como como los “siete días blancos”.

Sacerdotes colombianos recuerdan a un pontífice polaco vigoroso y en plenitud que llevó su mensaje a diversos sectores del país: jóvenes, indígenas, campesinos, presos, gente de barrios pobres y hasta damnificados por la devastadora erupción de un volcán.

“Juan Pablo tuvo la oportunidad de dar un mensaje más amplio”, dijo a la AP monseñor Fabián Marulanda, de la Conferencia Episcopal de Colombia. “Sus mensajes eran fuertes y escuchaba a todos”.

Juan Pablo II abogó por la paz y la no violencia en un país enfrascado en una guerra sin cuartel con los sanguinarios cárteles de las drogas y un conflicto armado con las guerrillas izquierdistas.

“Para el Papa es un deber prioritario abogar por la paz ante una humanidad seriamente amenazada por el flagelo de la violencia”, dijo el pontífice durante una reunión con el entonces presidente colombiano Belisario Betancur.

Juan Pablo II recordó a las víctimas de Armero

Uno de los momentos que más conmovió durante su visita, registrada por la prensa de esa época, ocurrió cuando Juan Pablo II visitó el poblado de Armero, en el departamento de Tolima, a unos 169 kilómetros al oeste de la capital del país y donde más de 20.000 personas quedaron sepultadas tras la erupción en 1985 del volcán Nevado del Ruiz. El papa se arrodilló en la base de una cruz levantada como monumento a las víctimas y oró en profundo silencio. A los damnificados del peor desastre natural de Colombia les ofició una misa.

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En un encuentro con indígenas de Popayán, un representante de los nativos colombianos reclamó en su discurso lo que llamó 500 años de desprecio y marginación tras la época de la colonia. Un sacerdote que dirigía la ceremonia lo interrumpió, pero Juan Pablo hizo que el indígena continuase con su exposición. (I)