La antigua guerrilla colombiana de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) inició ayer un congreso nacional en el que definirá las bases para lanzar su partido político y participar en las elecciones del 2018, un reto difícil por su mala imagen y la creciente polarización en el país después del acuerdo de paz.

Tras 53 años de guerra contra el Estado, la mayoría de los combatientes de FARC fueron amnistiados en virtud del acuerdo firmado el año pasado con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que les abrió la puerta a la participación en política.

En buses escoltados por motocicletas y vehículos de la Policía, miles de excombatientes llegaron a un auditorio en el centro de Bogotá luciendo camisas blancas en las que se leía: “Por un Gobierno de transición para la reconciliación y la paz”, un acto impensable hasta hace dos años.

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Se espera que en la convención de seis días, las FARC, que se convertirán en Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia, divulguen su estrategia política, que incluiría coaliciones con partidos de izquierda, según los líderes del hasta hace poco grupo rebelde.

El acuerdo de paz estableció que durante dos periodos, a partir del 2018, el partido que funden las FARC tendrá diez curules en el Congreso, incluso si no les alcanza los votos. (I)