Esta última semana ha sido la más desastrosa en los siete meses de gobierno de Donald Trump, acorralado por las críticas sobre su postura ante la violencia racista en Virginia, EE.UU., que cobró la vida de una mujer, quien fue embestida por un simpatizante neonazi y otros resultaron heridos. El mandatario consideró que la culpa fue de ambos bandos.

La reacción le significó algunos bajones a Trump. La última: la decisión de cancelar su asistencia a la tradicional ceremonia en honor a personajes destacados del mundo artístico. El anuncio surgió después de que todos los miembros de la Comisión Asesora Presidencial para las Artes y las Humanidades renunciaron en protesta por la posición del mandatario.

Declaraciones de indignados dirigentes de su propio Partido Republicano, ola de defecciones entre sus asesores económicos y desaires de grandes nombres de la cultura es la suma del profundo malestar por la postura del mandatario.

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Altos ejecutivos abandonaron los foros empresariales que asesoran a la Casa Blanca, un impactante revés para Trump, que se había vanagloriado de su capacidad para atraer a multimillonarios y titanes corporativos, y promocionó pactos para invertir en fábricas y generar empleos.

El sindicalismo también expresó su indignación, con la renuncia del presidente de la principal central, Richard Trumka, quien también integraba el grupo de consejeros de Trump en temas industriales.

El pasado jueves, las acciones en EE.UU. cayeron luego de que la Reserva Federal mostró preocupación por las débiles cifras de inflación y ante las dudas del mercado sobre la capacidad de Trump de impulsar su agenda procrecimiento.

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La polémica semana cerró con una masiva marcha contra el racismo en Boston, movilización que opacó la concentración convocada por grupos de extrema derecha, quienes llaman a nuevas movilizaciones.

La posición de Trump ha sacado a la luz las dudas de algunos republicanos sobre su competencia y temperamento, en una insólita exteriorización de preocupaciones y quejas sobre un presidente en funciones de parte de su propio partido.

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En entrevistas con AP en nueve estados, 25 políticos republicanos, funcionarios del partido, asesores y donadores manifestaron su preocupación sobre si Trump tiene la autodisciplina y capacidad para gobernar con eficacia.

El republicano John Kasich, gobernador del estado de Ohio, dijo que Trump también debe poner fin ya a todo el caos que reina entre el personal de la Casa Blanca, otro de los frentes que afectan al Gobierno. En siete meses en el cargo, Trump ha despedido a varios funcionarios. El más reciente, su polémico estratega Steve Bannon, quien fue crucial en las políticas más controvertidas como la prohibición de viajes a personas de varios países de mayoría musulmana o la salida del Acuerdo de París sobre clima.

“Nadie está diciendo que el presidente no manda. Hay una falta de liderazgo en un lado de la avenida Pennsylvania”, dijo David Bossie, subdirector de la exitosa campaña presidencial de Trump, en alusión al nombre de esa calle que conduce a la Casa Blanca. (I)

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Mil personas asistieron a una marcha contra el racismo.

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Fue el apabullante voto blanco el que lo colocó (en la Casa Blanca) y debería recordarlo. La presidencia de Trump ha empoderado a muchos europeos americanos”.David Duke, Exlíder del Ku Klux Klan